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EL NAUFRAGIO DEL VAPOR DE RUEDAS PIZARRO EL 11 DE SEPTIEMBRE ... Su historial Hasta el mes de junio el buque permaneció en La Carraca, y poco después emprendió viaje a Cuba con el fin de integrarse en las fuerzas navales del apostadero de La Habana, donde la superioridad dispuso que quedara basado. El 12 de marzo de 1854, a las cuatro y media de la madrugada, varó entre las puntas de Maysi y Jeraile, a unas treinta millas del puerto de Baracoa, adonde se dirigía conduciendo 300 hombres de tropa. Tras las primeras e inútiles disposiciones de su comandante para intentar liberarlo del fondo de arrecifes en el que se encontraba asentado, decidió botar una balsa para que desembarcaran los soldados. Luego fondeó dos anclotes por la popa, para inmovilizar la nave ante el peligro de que en bajamar fuera más a tierra. En los días siguientes se procedió a aligerarlo, y por fin, llegada la noticia de su accidente a la comandancia del apostadero, el día 18 llegó el vapor francés Ordent en su auxilio. El día 24 se logró dejar el barco estanco, y al día siguiente llegó el Ulloa, desde Nuevitas, para prestarle remolque. Por fin, el día 27, el Ulloa tiró del Pizarro aprovechando una marea viva, logrando ponerlo a flote a las siete de esa misma mañana. Tras volver a recuperar su flotabilidad, fue llevado a Nuevitas para proceder a los trabajos de reparación (5). Retornado al servicio activo, a finales de aquel mismo año lo encontramos conduciendo tropas en aguas de Bahía Honda. A finales de septiembre de 1856 volvería a varar en Nuevitas, pero en esta ocasión sin mayores consecuencias. En mayo de 1857, en la escala que hizo en las islas Terceras llevando el correo a la Península, quiso la fatalidad que, cuando el buque realizaba el saludo de cañón a la plaza, la pieza reventó, matando a dos hombres de su dotación. El 14 de septiembre siguiente, y debido a que durante su viaje de vuelta a Puerto Rico varios miembros de su dotación enfermaron de fiebre amarilla, tuvo que pasar la cuarentena en el lazareto de San Miguel (Vigo), del que no pudo zarpar hasta el mes de octubre. Durante los siguientes años permanecería en aguas metropolitanas verificando diversas comisiones. Bajo el mando del capitán de fragata Rudesindo Machón formó parte, a finales de mayo de 1858, de la división naval que de Alicante condujo a la reina a Valencia. Tras ello le serían compuestas sus calderas, y ya en el mes de julio, bajo el mando del capitán de fragata Jacobo Mac-Mahón, nuestro buque protagonista fue el encargado de llevar el equipaje de SS.MM. de Vigo a Gijón. El 18 de junio de 1860 zarpó de Cádiz con rumbo a La Habana transportando al general Joaquín Gutiérrez de Rubalcava, que había sido nombrado comandante general del apostadero, aunque de camino también recibió la orden de hacer escala en Santo Domingo para dar parte al Gobierno sobre la (5)  Según Lazaga, en la obra que en la bibliografía reseñamos, «… largó la zapata y la mayor parte de la quilla, desprendiéndose los tablones de aparadura, magullados a manera de filamentos, por los tremendos golpes que dio contra el fondo de piedra…». Año 2018 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133


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