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53 to, pues contemporizando con el nuevo régimen alemán, en el mejor de los casos, a lo que se llegaba era a obtener tan solo un poco más de tiempo a un alto precio. Como quedó claro tras la Conferencia de Munich —la que supuso el desmembramiento de Checoslovaquia—, y que tan magníficamente resumió Winston Churchill: «os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra». Por tanto, si bien sería poco preciso ni justo cargar sobre el tratado de Versalles todas las culpas de la Segunda Guerra Mundial, no cabe duda de que no supo tomar las medidas necesarias que la evitasen. Prueba de ello es que, en 1945 y pese a su aplastante victoria, las potencias vencedoras decidieron apoyar la reconstrucción de todas las naciones, aliadas o enemigas, arrasadas por la guerra —bien es cierto que no de forma conjunta—, mientras paralelamente dotaban al mundo de los organismos necesarios para conjurar la amenaza de una nueva conflagración global, léase en primer lugar las Comisiones Europeas origen de la UE y en segundo lugar la ONU y la Alianza Atlántica. Unos organismos internacionales que sin duda han mostrado su indudable valor para contener la conflictividad en Europa pero que aún hoy presentan serias carencias, como la ONU, pese a los infatigables esfuerzos de miles de funcionarios y cascos azules. En palabras del que fue Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, el sueco Dag Hammarskjold: «La ONU no fue creada para llevar a la humanidad al paraíso, sino para librarla del infierno». Hasta la fecha, afortunadamente, parece que así está siendo, a pesar de los múltiples y permanentes conflictos que aún están en desarrollo a lo largo del globo. NOTAS 1.  A modo de curiosidad, a la que tras la Segunda Guerra Mundial conocemos popularmente como Primera Guerra Mundial, se le dieron en su día varios nombres como por ejemplo Guerra Europea, Gran Guerra empleado ya en 1914 por el periodista norteamericano Frank Herbert Simonds, o también La guerra que terminaría con todas las guerras, apelativo que desgraciadamente hubo de ser desechado a los pocos años. En todo caso es de justicia añadir que en octubre de 1914 el polifacético científico alemán Ernst Haeckel predijo que la guerra que aún llevaba unas semanas terminaría siendo, como así fue, La Primera Guerra Mundial. 2.  https://hmcontemporaneo. wordpress.com/2011/07/21/ los-catorce-puntos-de-wilson 1918/ 3.  Este vagón, construido en 1913 para la Compañía Internacional de Wagons-Lits fue requisado en septiembre de 1918 y puesto al servicio del Cuartel General Supremo. Al finalizar la guerra fue devuelto a la compañía, quien a su vez se lo cedería al Estado francés. Tras un periplo de una década, quedó finalmente expuesto en Compiegne. Allí lo encontraría Hitler cuando exigió que la rendición francesa de 1940 se firmase exactamente en el mismo escenario que la de 1918 y de allí sería trasladado a Alemania para ser nuevamente expuesto, hasta que en abril de 1945, ante el avance aliado, fue finalmente Escuela de guerra del ejércIto alemán dinamitado.■ «El Tratado de Versalles no supo formar las medidas necesarias para evitar la Segunda Guerra Mundial»


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