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RUMBO A LA VIDA MARINA las mujeres). Está influyendo mucho en su declive el calentamiento global del planeta; y también que ha ido escaseando la soledad de las playas, hoy colapsadas por las masas en bikini y tanga, embadurnadas en cremas contaminantes, con sus luces y su bullicio reñidos con el sosiego que exige el acto reproductor de estos tímidos quelicerados. Y para colmo, si éramos pocos parió la abuela, y en Estados Unidos es uno de los animales más solicitado como mascota: «Es que son muy monos», dicen. Pero quizá su mayor amenaza está en que los cacerolas prestan o pueden prestar estimables servicios a la humanidad en los campos de la medicina, la famacopea y la industria. Su odisea comienza cuando en el año 1867 se descubre en los calamares que su sangre se vuelve azul cuando pasa a través de sus branquias, o sea, cuando en el proceso respiratorio toma contacto con el oxígeno disuelto en las aguas. Este cambio de coloración se debe a un pigmento respiratorio muy parecido a nuestra hemoglobina, que se llama hemocianina (de cian=azul). A continuación se ve que la hemocianina está presente también en otros moluscos y muchos crustáceos y arácnidos y, por proximidad parental con los últimos, en los cangrejos cacerola. El paso siguiente es darse cuenta de sus propiedades terapéuticas y durante años se ha venido extrayendo la hemocianina de la lapa de California y de otra de Chile con fines biomedicinales hasta prácticamente su esquilmación, ya que en ellas no fue posible seguir el protocolo habitual que prescribe que, una vez localizado un principio terapéutico activo en un ser marino, como pueden ser ciertas esponjas o medusas con actividad anticancerígena, el primer objetivo es sintetizarlo en laboratorio para evitar la complicada, costosa e inoperante extracción directa del animal y facilitar su producción industrial en serie. En los últimos tiempos, más rentable en producción de hemocianina farmacéutica es, precisamente, el cangrejo cacerola en su versión americana, al que, por desgracia, hay que extraérsela sangrando directamente al individuo vivo porque no ha sido posible su síntesis in vitro. Su abusivo aprovechamiento apunta directamente a su rarificación. Y para terminar, veamos cómo funciona la sala de máquinas de los cacerolas. En mamíferos, por medio de la inspiración pulmonar el oxígeno atmosférico se fija en una molécula de hierro que contiene la hemoglobina de la sangre. Al oxidarse el hierro con este gas, la hemoglobina se transforma en oxihemoglobina y el oxígeno es transportado y cedido a los tejidos por medio de los glóbulos rojos. En los tejidos la hemoglobina recoge el anhídrido carbónico o dióxido de carbono, CO2 residual del metabolismo corporal, y los glóbulos rojos lo transportan ahora en forma de carboxihemoglobina a los pulmones, donde se evacua a la atmósfera en la espiración respiratoria, repitiéndose así este ciclo de color rojo. El caso de la hemocianina es paralelo e igual al de la hemoglobina, solo que es de color azul porque se realiza con dos moléculas de cobre en lugar de una de oxígeno y en las branquias en lugar de los pulmones. Y, muy importante, en vez de glóbulos rojos, el transporte de 2018 929


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