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138 ANTONIO CARLOS CAMPO LÓPEZ por las fuerzas enemigas. Ninguna de las dos naciones europeas logró el control total de la isla. La naturaleza hostil del terreno (relieve montañoso, barrancos, territorio de frondosa vegetación) y el estado de guerra conti-nuo hizo que las poblaciones se concentraran en torno a los fuertes, que a su vez se situaban en la costa de la isla. Toda comunicación (incluso entre los propios fuertes de Ternate) se hacía exclusivamente por mar. De igual modo, el acceso a recursos y suministros venía determinado por la llegada de embarcaciones, bien de las islas cercanas (arroz de Sulawesi y sagú de Halmahera10) o de las bases de Manila y Batavia. Es por ello que el control de las aguas del archipiélago también fue siempre muy disputado. Más allá de las islas, la navegación también era peligrosa, cualquier embarcación co-rría el riesgo de ser alcanzada por los barcos enemigos, desde los galeones de guerra europeos apostados en los puertos naturales de las islas hasta las pequeñas embarcaciones locales (caracoas) algunas capaces de albergar a más de 100 guerreros. La isla de Ternate disponía de un único puerto natural para la llegada de grandes embarcaciones: el puerto de Talangame, situado entre el fuerte español de San Francisco de Calamata y el holandés del Fuerte Malayo, nunca dominado por ninguna de las dos naciones europeas. La capital espa-ñola, la ciudad de Nuestra Señora del Rosario, pese a estar en la costa, solo permitía la llegada de embarcaciones de pequeño calado, ya que un arrecife de coral situado frente a la ciudad delimitaba una zona de aguas de escasa profundidad. La flota española que cada año llegaba desde las islas Filipinas para proveer de soldados, armamento, sueldos y víveres a las fuertes de las Molucas, utilizaba el puerto natural del Rume en Tidore, el más cercano a la isla de Ternate y bajo control español gracias a la construcción del fuerte de San Lucas. Desde el Rume se distribuían los recursos al resto de fuertes es-pañoles por medio de pequeñas embarcaciones. En 1640 los españoles cons-truyeron otro fuerte en la punta norte de la isla: San José de Chovo. Aunque quedaba enfrentado al fuerte Malayo, era un buen complemento al Rume, ya que por los vientos era mejor puerto durante la época del monzón11. Las escuadras holandesas procedentes del sur, de Batavia y de la isla Amboina, navegaban hasta el puerto de Talangame para desde allí por tierra proveer al fuerte Malayo. Su superioridad naval les hacía no temer ataques españoles y protagonizar una política ofensiva en las aguas del archipiélago 10  Producto local de gran contenido calórico procedente de una planta local. Procesado a modo de harina permitía la fabricación de una masa con la que se producían alimentos en forma de tortas. 11  BOHIGIAN, G: Life on the rim of Spain’s Pacific-American empire: presidio society in the Molucca Islands, 1606-1663. University of California, Los Angeles, 1994, pág. 54. Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 138-160. ISSN: 0482-5748


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