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212 ENRIQUE GOZALBES CRAVIOTO las diferentes formas de reclutamiento de sus componentes4. Sin embargo, debe indicarse que la realidad del ejército cartaginés, desde su nacimiento que (como veremos) se encuentra plenamente en la oscuridad, experimen-tó una notable transformación a todo lo largo del tiempo, de tal forma que para analizar su constitución y su funcionamiento deben de tenerse en cuenta, más o menos por separado, cada una de las épocas por las que atravesó su existencia, aislando por lo tanto las características de cada mo-mento. Y sobre todo, a nuestro juicio debemos de intentar distinguir entre las diferentes formas de reclutamiento de la milicia que predominaron en cada época entre los cartagineses, no mezclando de forma indiscriminada unas determinadas informaciones que corresponden a épocas muy diver-sas. El tener en cuenta la existencia de unos elementos de tradición organizativa, por un lado, pero también de unos cambios más o menos potentes, por el otro, nos parece particularmente relevante en el conoci-miento de la milicia púnica. Y ello sobre todo si se tiene en cuenta que la historiografía contemporánea ha analizado en buena parte la Historia de Cartago precisamente a partir de las etapas de su desarrollo militar, y en demasía se ha recurrido a la pretendida existencia de una línea continua de actuación y de las características de la misma, a partir de la aplicación de los datos mejor conocidos de la época de la Segunda Guerra Púnica. Aún y así, es cierto que la propia historiografía contemporánea ha con-siderado especialmente relevante la reforma militar de Cartago dirigida por el general de origen espartano Jantipo en el 255 a. C., que fue llevada a cabo en unos momentos que eran muy problemáticos para la potencia africana, en el desarrollo de la Primera Guerra púnico-romana, y que tuvo sus excelentes resultados en la victoria sobre los romanos del cónsul Ati-lio Régulo en la batalla de Bagradas5. De hecho Jantipo había llegado en principio al África en una contratación efectuada de mercenarios, pero fue sorprendentemente elevado al generalato por parte de las autoridades de Cartago, y fue quien marcó el establecimiento en la misma de un modelo militar de carácter macedónico mucho más ordenado. Este nuevo modelo estaba centrado no tanto en las formas de la recluta de los soldados, que aparentemente se mantuvo en el mismo tipo de mercenarios, sino en espe- 4  GÓMEZ DE CASO, J.: “El ejército cartaginés en la Primera Guerra Púnica”, en Guerra y Ejército en el mundo fenicio-púnico. XIX Jornadas de Arqueología fenicio-púnica, Ibiza, 2005, pp. 73-127. 5  Sobre la batalla de Bagradas, el número de efectivos y la victoriosa disposición de las tropas cartaginesas, vid. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, J.: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C.-476 d. C.), Madrid, 2005, pp. 85-86. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 212-238. ISSN: 0482-5748


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