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FRANCISCO SAYÁNS GÓMEZ continuidad al Dragón. El resultado es como si el conjunto representado fuera la consecuencia de doblar por el polo los dos hemisferios anterior y posterior, decisión que, resultando algo heterodoxa para este tipo de representación, aporta una aproximación a la solución definitiva. Al colocar la mitad «anterior » canónicamente, con las constelaciones circumpolares en la parte superior de la figura, aparece la disposición de la banda zodiacal con el León y la Virgen más arriba de donde deberían haber sido dispuestas, lo que distorsiona algo el conjunto del esquema. Volviendo sobre lo dicho para los planisferios de dos hojas del msg. 902 de Saint-Gall y del 735C de Aberystwith, y dejando a un lado la gran diferencia existente entre ambos en cuanto a la calidad de ejecución, tanto en disposición espacial como iconográfica, asunto que tiene su explicación, lo que nos interesa aquí es la distinta disposición relativa que, en uno y otro, adoptan las dos hojas respectivas. En el 902, la ruptura entre las dos hojas es total: una y otra asumen la disposición canónica de situar el Polo boreal en la parte superior del dibujo; en el 735C se recurre al ingenioso procedimiento de colocar la hoja superior invertida, de manera que, en la zona de conjunción de ambas, coinciden las partes superiores de los dos lados de la esfera, obteniéndose con ello una sensación de continuidad: la que aportan el Dragón y las dos Osas. Es una especie de vista polar de una perspectiva frontal, una versión que nos aproxima a la solución del planisferio de una hoja. Consideramos que el maestro ha pretendido conceptualizar un planisferio frontal, con vistas anterior y posterior, desde una perspectiva polar cuyo foco habría estado situado en el Polo Norte de la esfera celeste. Solo así se entendería la continuidad del Dragón, además del hecho de que se mantenga el giro coherentemente. Esta concepción, ciertamente extraña, debería haber dado lugar a otros planisferios de dos hojas de esta tipología, pero de momento no los hemos encontrado. Enseguida advertimos que, de haber sido esta la intención del autor, el horizonte quedaría definido por el círculo del Ecuador, lo cual quiere decir que la totalidad del hemisferio austral caería en la parte oscura no visible, de modo que todas las constelaciones al sur del Ecuador quedarían ocultas y, por tanto, no serían representables en una carta celeste que lo pretendiera hacer desde este punto de observación. Esta perspectiva polar da pie para pensar en una solución que resolviera el problema de traer la superficie invisible «estirando» el radio de los círculos situados por bajo del Ecuador, para presentarlos por fuera del mismo. El caso es que, utilizando esta herramienta, tendríamos disponibles en el plano los espacios que no se ven. Con estas representaciones gráficas, obtenidas a partir de una perspectiva frontal, se había alcanzado una aceptable aproximación a lo que realmente se estaba tratando de conseguir. Sin embargo, el objeto representado todavía estaba lejos de ser una imagen que pudiera dejar satisfechos a quienes pretendían encontrar un procedimiento que permitiera representar coherentemente y sobre una sola hoja todas las constelaciones del espacio celeste conocido, ocupando sus lugares respectivos y manteniendo las relaciones mutuas con sus vecinas en la bóveda celeste. Estaba claro que estas perspectivas frontales 124 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 143


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