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PAÑOL DEL ESPAÑOL Definitivamente, ni nos acoquinamos porque no estábamos amilanados o sin ánimo, ni tampoco apoquinamos en el sentido estricto del vocablo porque habíamos pagado de muy buena gana. Pero, claro, ambos verbos se parecen tanto que casi son homófonos. Y, puestos a interpretarlos con la lógica, apoquinar nos induce a pensar en hacerse poquito o apocar: «1. Aminorar, reducir a poco alguna cantidad. 2. Humillar, abatir, tener en poco», y por lo tanto, instintivamente nos encamina más hacia el significado de acoquinar que al suyo verdadero. Enjuagar y enjugar Algo similar sucede con enjuagar y enjugar. Son dos verbos que suenan de manera parecida, pero que significan casi lo contrario. Mientras que enjuagar está relacionado con lavar: «1. Limpiar la boca y dentadura con un líquido adecuado. 2. Aclarar y limpiar con agua lo que se ha jabonado o fregado. 3. Lavar ligeramente», enjugar se acerca más a secar: «1. Quitar la humedad superficial de algo absorbiéndola con un paño, una esponja, etc. 2. Limpiar la humedad que echa de sí el cuerpo, o la que recibe mojándose. Enjugar las lágrimas, el sudor. Enjugar las manos, el rostro». Además, sobre enjuagar me llama la atención la cuarta acepción del DRAE, un localismo de Málaga que significa «Sacar del agua la bolsa de la red en el copo». Y me sorprende que enjugar también signifique «Enmagrecer, perder parte de la gordura que se tenía», acepción relacionada con el adjetivo enjuto: «1. Delgado, seco o de pocas carnes. 2. Seco o carente de humedad»; por eso es correcto decir enjugar las pérdidas o las deudas para referirse a disminuirlas o adelgazarlas. Y no tienen sentido enjuagar el déficit porque nadie va a lavarlo con agua, ¿verdad? Potar Hablando de mojar, secar y acciones relacionadas con los líquidos, reconozco, una vez más, que yo creía que potar significa vomitar. No es cierto. Procede del latín potāre y quiere decir beber, ingerir (1). O sea, casi lo contrario. Por eso es lógico emplear la frase «Estoy a punto de echar la pota» cuando se me viene a la boca lo que he ingerido. Los marinos advertimos que hay que «largar la mascada por sotavento ». Quien haya navegado sabrá que si lo haces por barlovento lo normal es que te pongas perdido con tus propios vómitos. No recuerdo haber escuchado a bordo de los buques la frase «echar la pota por sotavento» aunque el verano pasado cruzaba la ría de Ferrol en una de las lanchas que van a Mugardos cuando alguien, asomado por el ojo de buey del puente, le dijo a una joven muchacha que miraba al viento mientras se ponía blanca y verde a la vez: pra potar, millor failo por sotavento, rapaza. Ojo de buey. Buey Ojo de buey, sí, es el nombre usado para designar esa claraboya circular tan característica que destaca en el costado de algunos buques. Pero lo que no sabía era que, según la cuarta acepción del Diccionario académico, también se llama así a un «Farol pequeño de aceite, con una lente que sirve a bordo para leer la graduación del sextante, y otros usos». Más sorprendido me quedé con los significados del segundo registro (2) del vocablo buey: «Del griego βόλος, golpe, tirada. 1. Medida hidráulica aproximada, que usan en algunas localidades para apreciar el volumen del agua que pasa por una acequia o brota de un manantial cuando es en gran cantidad. 2. Golpe o caudal muy grueso de agua que sale por un encañado, canal o nacimiento. 3. Golpe de mar que entra por una porta, desfondada por efecto del mismo golpe o abierta por descuido». Les pregunto a mis compañeros marinos —de la Armada y de todas las marinas, también de la Mercante, la Pesquera, la Deportiva y la Científica— si han usado algu- (1) Hay otra acepción de potar: De pote «medida ». Igualar y marcar las pesas y medidas. (2) El primer registro de buey (del latín bos, bovis) es el que refiere al macho vacuno castrado o, despectivamente, al toro de lidia mansurrón. 334 Marzo


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