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39 intelectualmente (outsmarted) y colocarse en una situación de ventaja conceptual y tecnológica. Este estudio tiene como catalizador la brigada, mediante la Brigada Experimental briex 35, pero conviene recordar que la brigada no combate aislada y menos en un laboratorio, y que requiere de unos apoyos de combate que deben «moldear el ambiente operativo». Raramente podrán esos apoyos ser exclusivamente orgánicos de la brigada, y sería un error diseñar una «Fuerza 2035» con carencias de los mismos, dependiendo exclusivamente del nivel operacional, del nivel conjunto. Esto último significa que el combate terrestre tiene exigencias que deben resolverse en este propio ámbito, sin descansar en lo que proporcione el nivel operacional y que, por otro lado, nunca debería el Ejército español considerar como hipótesis de planeamiento que esos apoyos de combate se los brindarán siempre sus aliados. La finalidad de esta introducción y del artículo que sigue es aportar la visión de la artillería antiaérea del futuro, pero siempre con un referente actual, que es el que nos marcamos en la Fuerza Terrestre: nuestra prioridad y nuestra razón de ser, en el día a día, es estar disponibles y preparados para combatir ahora «con lo que tenemos». No debemos olvidarlo. Nuestra prioridad y nuestra razón de ser, en el día a día, es estar disponibles y preparados para combatir ahora «con lo que tenemos» Cuando el jeme americano Shinseki lideraba la gran transformación del ejército de los Estados Unidos su equipo empezaba las presentaciones con una trasparencia muy simple con tres flechas paralelas. Eran la Fuerza Legado, la Fuerza Interina y la Fuerza Objetivo. Salvando las distancias, podíamos intentar hacer una traslación a nuestro actual esfuerzo de estudio, experimentación y de definición de conceptos. La Fuerza Legado es la que no debemos olvidar, porque es la que tenemos y con la que debemos combatir ahora, hasta que la intermedia sea operativa. En algunos casos, como decía el general Shinseki, hay que asumir que necesitará «sostenimiento y recapitalización». En nuestra defensa antiaérea (daa) un ejemplo claro es el sistema HAWK, que está jugando la «prórroga de su partido» hasta que le llegue el cambio, pero que aún juega con fuelle. Hay otros ejemplos similares. La Fuerza Intermedia es la que dio lugar a las brigadas Stryker y, en nuestro caso, seguramente a la brigada sobre la base del VCR 8x8. La premisa es que la brigada de combate es el motor de nuestra transformación. Con ese referente, la daa en esta fuerza intermedia podría ya adoptar una disposición de combate en red que permita integrar y racionalizar muy diversos sensores, centros directores de fuegos y sistemas de armas, explotando al máximo su complementariedad y su capacidad de cubrir diversas capas. Esta «Fuerza 2035» puede apoyar su daa en sistemas que ya tenemos, con una conveniente modernización y racionalización. Son sistemas en los que nuestros aliados punteros han invertido el futuro de su daa. Es usar la tecnología para aumentar la eficiencia y reducir la demanda de personal. La Fuerza Objetivo puede ser la que necesitamos para el entorno operativo futuro; basada en tecnologías aún desconocidas y sobre las que no podemos predecir sino hacer prospectiva, porque no sabemos todos los referentes de ese hito en el tiempo. Es un ejercicio intelectual muy conveniente, ya que los conceptos que salgan de él nos harán más fuertes y nos permitirán anticiparnos. En el caso de la daa, esta Fuerza Objetivo podría dotarse de medios de energía dirigida y de tecnología digital, como la inteligencia artificial, internet de las cosas y otras, ya aplicadas en empresas tecnológicamente avanzadas pero de las que, de momento, solo se intuye su verdadero potencial aplicadas al combate. Una idea muy importante, cuando se tenga en cuenta la articulación de la artillería antiaérea en la Brigada Experimental o en la «Fuerza 2035», es que la amenaza aérea no está relacionada de manera directa y unívoca con estructuras operativas determinadas y, por tanto, tampoco pueden estar determinados rígidamente los medios antiaéreos. La amenaza aérea no está relacionada de manera directa y unívoca con estructuras operativas determinadas y, por tanto, tampoco pueden estar determinados rígidamente los medios antiaéreos El enemigo de la brigada no serán solo los sistemas pilotados remotamente (rpas). Tampoco los aviones de ala fija van a atacar solo «objetivos conjuntos o de nivel operacional». La daa debe articularse caso por caso en función del objetivo que se va a defender, la situación táctica, la amenaza probable y los medios disponibles. Es decir, la clave del éxito son los fuegos «adaptables» a cada nivel. Por ejemplo: el sistema de misiles NASAMS no es un sistema «de nivel división», es un sistema de baja-media altura que debe proporcionar el paraguas antiaéreo, cuando así se prevea, para la organización operativa que se considere necesario.


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