Page 59

Revista_Ejercito_936

59 en el famoso Campo de Marte, en la via Lata, en la cohorte número uno donde residía el praefectus vigilum. Cada destacamento (statio) daba alojamiento a todo el personal de guardia y su equipo. Se tiene constancia arqueológica de cinco de las siete cohortes de la ciudad de Roma, aunque el mejor estudiado y documentado es el del puerto de Ostia, uno de los más grandes debido, por un lado, a la importancia del puerto, al que llegaban la mayoría de las mercancías que abastecían Roma, y por otro, a la vulnerabilidad al fuego y los robos de cualquier lugar con alta concentración de viviendas. Con el tiempo se diseminarían pequeños puestos de observación o excubitoria que permitían la atención más temprana a los incendios. Estos llegaron a la cifra de catorce solo en la capital romana. Gracias a la excavación arqueológica de los barracones en el puerto de Ostia, hoy sabemos que daban cabida a unos 320 vigiles en su época de máximo esplendor (a partir del emperador Severo) mientras que los barracones de las siete cohortes de la ciudad, más grandes, reunían a unos 560. Puede llamar la atención la cantidad de soldados empleados para estos fines, pero hay que recordar que los antiguos romanos no contaban con mangueras y se empleaba gran cantidad de hombres en formar filas que pasaban los baldes de mano en mano. Los edificios de las cohortes de vigiles era de un tamaño considerable, con suficientes celdas o habitaciones para todos los soldados abiertas a un gran patio central, con un lugar para el culto imperial. En sus esquinas había tanques de agua hechos de ladrillo y yeso y estancias para las herramientas, letrinas, baños y cocinas. CONCLUSIÓN: CURIOSIDADES Y PARALELISMOS Como curiosidad, saltan a la vista varias coincidencias de esta antigua unidad del Imperio romano con la actual ume de nuestras Fuerzas Armadas Españolas. La primera de ellas está en que la principal misión era la protección civil y la lucha contra incendios y otros desastres que afectaban a la población civil, muy similar a nuestra ume de hoy en día (aunque ésta no tenga como misión los incendios urbanos). La segunda es que se trata inequívocamente de una unidad militar, dada su organización en cohortes y centurias, mandadas por un prefecto y encuadradas dentro de la guarnición de la ciudad junto a las cohortes Urbanas y la guardia del pretorio. Además, al igual que nuestra ume se ha nutrido desde su creación de militares provenientes de otras unidades, también las cohortes vigiles se alimentaron de veteranos de las legiones. Llama la atención, por cierto, que las vigiles fueran siete cohortes (unidades tipo batallón) repartidas estratégicamente para llegar a todos los rincones de Roma, lo que daba una dotación de entre 3 600 a 4 000 vigiles. La actual ume cuenta con cinco batallones, un regimiento de apoyo y un cuartel general con su unidad de cuartel general; es decir, con siete unidades altamente especializadas con unos 3 600 efectivos. De la misma forma que con el tiempo se crearon las excubitoria, cuarteles más pequeños en los sitios más alejados para poder atender con celeridad a la población, la ume creó destacamentos en las Islas Canarias y se destaca en verano a zonas alejadas de sus batallones de origen para llegar más rápidamente dónde se la necesite. Los vigiles, por actuar más cerca y en beneficio directo del pueblo, gozaban de una alta estima por parte de este Las cohortes vigiles cuando actuaban, podían incluir bajo su dirección en un esfuerzo común a otras unidades del ejército romano, como las cohortes urbanas o la guardia pretoriana (como se demostró en el gran incendio de tiempos de Nerón). En caso de necesidad, la ume dirige operativamente otras unidades de las Fuerzas Armadas ante grandes catástrofes o emergencias (como por ejemplo en el seísmo que afectó Lorca). Por último solo cabe añadir que si aquellos vigiles, por actuar más cerca y en beneficio directo del pueblo, gozaban de una alta estima por parte de este; también como miembro de la ume uno siente el honor y la satisfacción de sentirse querido por la población civil a la que apoya sin fisuras. BIBLIOGRAFÍA -- Le Bohec, Yann.: El ejército romano: instrumento para la conquista de un Imperio. Editorial Ariel. Barcelona. 2004. -- Goldsworthy, Adrian.: El ejército romano, Editorial Akal. Madrid. 2005. -- Tácito, Cornelio.: Anales. Alianza Editorial. 1993. -- Daugherty, Gregory N.:The Cohortes Vigilum and the Great Fire of 64 A.D. -- The Classical Journal, Volumen. 87, Núm. 3. 1992. -- Rainbird ,J.S.: The fire stations of imperial Rome. revista Gerion. AGRADECIMIENTOS Esta reseña no podría haber tenido el rigor y la corrección necesaria sin la inestimable ayuda de la Dra. Dña. Raquel Martín Hernández (Departamento de Filología Griega y Lingüística Indoeuropea. Facultad de Filología, Universidad Complutense de Madrid), que me proporcionó la bibliografía aportada, y leyó una versión preliminar del trabajo. A la Biblioteca de la Universidad Complutense por sus fondos. Al Excmo. Teniente General D. José Emilio Roldán Pascual y al Comandante D. Rodolfo Arroyo de la Rosa, que tras leer el borrador, me animaron a presentar este artículo a la revista Ejército.■


Revista_Ejercito_936
To see the actual publication please follow the link above