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TEMAS GENERALES — Una batería de tres piezas Vickers de 152/50 mm en Los Moriscos, que cruzaba el fuego con la anterior cubriendo el puerto. — Una batería de tres piezas Krupp de 170/40 mm, montaje naval modelo 1909 y casi descalibrada, procedente de la ayuda alemana en 1941- 1942, en punta Vista (14). — Una batería de tres piezas Krupp de 150/45 mm, montaje naval modelo 1910, procedente de la ayuda alemana en 1941-1942, en Las Tiñosas. Finalmente, en 1943 se planificó una extraordinaria defensa de artillería de costa en Tenerife, que comprendía una batería primaria con tres piezas Vickers de 381/45 mm, otra intermedia con dos de 203/50, una secundaria con cuatro piezas Vickers de 152/50, dos baterías con ocho piezas antitorpederas de 102/45 y una treintena de piezas de artillería antiaérea de 105/45 y 88/56 mm agrupadas en varias baterías a lo largo de la costa. El plan nunca se llevó a cabo, pero demuestra el interés que despertaron en el Alto Mando las carencias defensivas del archipiélago, de tanta importancia estratégica, y su deseo de remediarlas. En cualquier caso, en Canarias —ante la alarma cierta de una invasión aliada— había no menos de dos divisiones reforzadas de Infantería, una por cada provincia, y se hicieron planes para complementar la artillería de costa con la de campaña, caso de desembarco aliado. Para la defensa de las restantes islas se pensaba emplazar alguna batería de costa más, pero eso es algo que nunca tuvo lugar (15). Los trabajos para la construcción de todas esas baterías de grueso calibre en lugares tan aislados y de difícil acceso fueron —en la década de 1930—, de gran complejidad técnica, un auténtico desafío que dio prestigio a los artilleros y a los ingenieros militares del Ejército y que por sí solos justificarían otro artículo. Piénsese en lo complicado que era desplazar cañones que pesaban —caña y cierre— 88 t, en terreno quebrado, sin caminos, salvo sendas o para reatas de mulas y que había que construir para transportar todo el bagaje hasta la posición elegida. Algunos los movieron sobre vías férreas que se montaban antes de pasar la pieza y se desmontaban inmediatamente después; para otros se emplearon locomóviles —tractores a vapor, parecidos a las antiguas apisonadoras de las carreteras— que, en el caso de Cartagena, dado lo difícil del terreno, hubieron de ser reforzados tirando con ¡mulas! (14) DÍAZ BENÍTEZ, Juan José: La planificación militar española y la no beligerancia durante la II Guerra Mundial, IV Congreso de Historia de la Defensa, 2009, pp. 9-27. (15) DÍAZ BENÍTEZ, Juan José: La defensa de Tenerife durante la II Guerra Mundial, 2004. 2019 435


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