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TEMAS PROFESIONALES Guardacostas chino de 12.000 toneladas. (Foto: www.hispantv.com). En un artículo de Josep Baqués, titulado «La versión china de la zona gris» (RGM, octubre 2018), la define como «un escenario existente entre las situaciones pacíficas presididas por la bona fides y las guerras propiamente dichas (entendidas como open warfare)». El objetivo es el cambio del statu quo ante y, aunque los fines son los mismos que se buscarían en una guerra abierta, se procura conseguirlos manteniéndose en el límite de la legalidad, y las principales herramientas que se utilizan son la creación y difusión de un discurso, generalmente en clave nacionalista, y la movilización de personal e instituciones civiles como elementos de presión, que pueden ir desde manifestaciones pacíficas hasta episodios de violencia de baja intensidad. «El actor que genere una zona gris debe contar con unas fuerzas armadas capaces de disuadir con una respuesta militar a los defensores del statu quo contra dicha zona gris». Aunque en principio China parece respetar el derecho internacional, la zona gris constituye una versión suave de una guerra sin restricciones que inició en 1992 cuando reclamó para su jurisdicción aguas e islas en disputa con otros actores. No se contempla en principio un conflicto abierto, debido a la superioridad militar de los Estados Unidos, pero se continúan persiguiendo los objetivos previstos, y el esfuerzo va claramente dirigido a controlar las rutas que siguen las fuentes de energía y las materias primas mediante una smile diplomacy por la cual China trata de establecer posiciones en el cinturón de islas que le asegura protección frente a Japón, Filipinas y Taiwán como eslabones más avanzados en una posterior disputa. 2019 721


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