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140 FERNANDO GARCÍA SANZ experiencia en el país y conocedores de su lengua, costumbres, etc.; en cuarto lugar, se insistía sobre el objetivo del servicio: tener en España un modesto servicio de información «que nos tenga, en la medida que sea posible, al corriente de avistamientos y acciones de sumergibles enemigos en las aguas españolas, indagando cuales son las localidades a las que generalmente acuden los submarinos, o si se encuentran con naves para los abastecimientos, con el objetivo de seguir sus movimientos en el Mediterráneo». Por último, se manifestaba que en ningún caso se podría alcanzar el mismo nivel que los aliados, ya que se carecía de los medios para afrontar gastos tan elevados, sin dejar pasar la oportunidad de lamentar la falta de apoyo de franceses e ingleses, pero particularmente de estos últimos, que se negaban a pasar información alegando que los italianos no estaban en guerra contra Alemania. Camperio ya había intercambiado impresiones con su colega militar y estaban de acuerdo en adoptar en algunos aspectos el sistema que ya usaban los franceses, como por ejemplo el uso de agentes móviles o «volantes» que ya conocían España y disponían de un automóvil para acudir allá donde fuera necesario, pero daba algunas indicaciones producto, sobre todo, del tiempo que había pasado en Gibraltar y en las ciudades de la costa de Andalucía. En primer lugar, proponía que se establecieran tres rutas «de seguridad» para la navegación de la marina mercante, lo que facilitaría a su vez la vigilancia militar: A) la llamada «ruta española», que consistiría en navegar lo más próximo posible a las costas de España —dentro de las aguas territoriales siempre que fuera factible— para poder refugiarse en sus puertos en caso de peligro; B) La segunda alternativa, desde Cabo de Palos se dirigiría con rumbo Noreste para discurrir al Sur de las Baleares y en vista de las Islas; C) La tercera iría más al Sur de la anterior para girar (en latitud 39º 20’ N y Longitud 5º 10’ E) al Norte. En segundo lugar, consideraba que si debía existir un oficial que coordinase toda la información que se recabase, deberían crearse tres centros o sectores principalmente: Madrid, Barcelona y Gibraltar. En último lugar, ante la perspectiva que se le planteaba de que él mismo eligiera el encargo que debería tener en esa estructura, respondía, resignado por las circunstancias, que su situación en ese momento le hacía sentirse como un «desertor», que él quería un puesto de combate pero que estaba dispuesto a obedecer «con el sacrificio de todas mis aspiraciones morales». Con estas informaciones el Estado Mayor de la Marina italiana decide, mediado el mes de febrero, establecer el servicio modificando algunos de los puntos que aparecieron en su primera propuesta. En primer lugar, el Gobierno nombraría un agregado naval en la Embajada de Madrid, quien se convertiría en el responsable único del servizio di informazioni e sorveglianza costiera. La persona elegida era el capitán de corbeta Filippo Camperio. En adelante, Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 140-144. ISSN: 0482-5748


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