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LA OFICINA PROCAUTIVOS DEL PALACIO REAL DE MADRID... 93 a los que se tenía que tratar de forma especial porque la geografía y los intereses así lo exigían, como el caso de Francia48. Por todo ello los miembros de las embajadas en Madrid de los países beligerantes buscaban tener una relación muy estrecha con el rey, con continuas entrevistas para informarle de distintos sucesos de la guerra, pero también de problemas que surgían en España relacionados con los intereses de sus naciones, sabiendo que el monarca las trasladaría a su Gobierno e incluso haría recomendaciones sobre el tema que con casi seguridad los ministros seguirían, como queda reflejado en las comunicaciones de estas embajadas a sus respectivos gobiernos. En este contexto y por las circunstancias antes señaladas se creó en Palacio la Oficina de la Guerra Europea, y desde ella el rey pudo ejercer de forma directa su influencia en temas humanitarios, por lo cual fue alabado por la prensa nacional e internacional durante todo el conflicto, así como por numerosos responsables políticos de ambos bandos y sobre todo por muchos europeos que vieron en él la última esperanza para tener noticias de sus familiares. Ahora bien, el trabajo de la Oficina era de recepción de solicitudes y su perfecta organización, tramitación, seguimiento del expediente y respuesta al interesado, pero las labores concretas de búsqueda de respuestas a estas solicitudes sobre desaparecidos, y todo lo demás que se tramitó desde la oficina (información de países ocupados y repatriación y canje de prisioneros) se hizo a través del personal diplomático y militar de nuestras embajadas, a requerimiento directo del monarca a través de la Oficina, no a través del Gobierno, que se limitó a avalar, sin ninguna directriz específica, todo aquello que solicitaba el monarca de los funcionarios del Estado, sin hablar de algunas intervenciones directas del rey, sin canales intermedios, muy concretas, como fue el caso de la solicitud de algunos indultos de penas capitales dictadas en zonas de ocupación. En fin, se puede decir que la intervención personal del rey en los temas humanitarios de la guerra a través de la Oficina de Palacio, supuso un catalizador que podemos considerar indispensable para que todo el aparato burocrático del estado, centrado en este caso en el ejército y la diplomacia, 48 Como hecho cuantificable y por entonces muy inusual, hay que decir que la máxima distinción que otorgaba el monarca español, el Collar de la Orden del Toisón de Oro, fue concedido desde el inicio de la Restauración nada menos que a seis Presidentes de la República Francesa (Mariscal Patrice Mac Mahon en 1875, Jules Grévy en 1882, Félix Faure en 1898, Emile Loubet en 1902, Raymond Poincaré en 1913 y Gaston Doumergue en 1926), una muestra de la especial relación que la Monarquía quería tener con esta República, cuyos presidentes van a recibir más toisones que muchos estados monárquicos con los que la Corona de España tenía estrechos lazos familiares. Más datos en FRANCISCO OLMOS, José María de: “La diplomacia del Toisón de oro. Los caballeros presidentes de República” en Hidalguía, 349 (2011), pp.727-812. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 93-98. ISSN: 0482-5748


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