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JOSÉ M.ª BLANCO NÚÑEZ ANEXO 2 Informe inédito del alférez de navío don Indalecio Núñez Quixano16 «Hacia principios de abril, se supo aquí el estado en que se encontraban las relaciones entre nuestra nación y la americana. Las noticias recibidas no podían ser más alarmantes; la ruptura de hostilidades parecía inminente y el estado del archipiélago no podía ser menos a propósito para soportar, con algunas probabilidades de éxito, el choque que debía tener lugar con la Escuadra, que hacía bastante tiempo, tenían los americanos en el Mar de la China. Parece increíble el estado de abandono en que nuestra Patria nos dejó. A los patrióticos cablegramas de retumbantes palabras, recordando heroísmos llevados a cabo en tiempos en que las armas de fuego eran de tal condición que permitían defender las plazas con flechas y pedradas, se sucedían otros dando cuenta de la imposibilidad absoluta de mandarnos recursos con que defender el tan rico como codiciado archipiélago, que unió el inmortal Magallanes á los vastos dominios del Rey don Felipe17. Considérese, pues, en el aprieto en que se verían nuestras primeras autoridades, reunidas estas en Junta, se discutió el plan que había de seguirse y creo que desde el primer momento, en el ánimo de todos estaba lo inevitable del desastre. Como es natural, el primer punto que se trató fue el de defender Manila, toda vez que siendo esta la capital del archipiélago y centro de todo su comercio, el apoderarse de ella sería el primer objetivo del enemigo. Bien poco tardarían en convencerse de lo difícil que era aprestarse a una defensa, en un corto número de días, y mucho menos no contando el Ejército con ningún material adecuado al caso, sin duda y por esto, y animados de la buena fe que acompaña a todos los que llevamos el honroso botón de ancla, propuso el almirante Montojo utilizar todo el material arrumbado en el Arsenal, no sin estar plenamente convencido de que su eficacia sería, sino si no nula, perjudicial. »Como ciertamente no soy yo el llamado a juzgar los hechos, me limitare únicamente a detallar las defensas establecidas, mencionando al mismo tiempo, al personal encargado de ellas, por ser en mi concepto digno de todo encomio el valor demostrado en el solo hecho de prestarse a defenderse con el material que iré describiendo. »En la entrada de la bahía de Manila se encuentran las islas del Corregidor y Pulo Caballo, que con las costas de Bataán y de Cavite forman las dos bocas llamadas chica y grande; ya dentro de ella, se encuentra el islote llamado “El Fraile” y tanto en este como en las citadas islas y costas, se montaron las siguientes baterías: (16)  Transcribimos el manuscrito literalmente. (17)  Magallanes lo unió a los dominios de Carlos I; Legazpi, a los de Felipe II. 84 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 145


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