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19 para nuestra paz y seguridad, indivi‑dual y nacional, es la amenaza de la secta Boko Haram. Aunque comen‑zó como un grupo religioso reprimi‑do llamado Maitastine en los años ochenta, claramente se metamorfo‑seó a la secta terrorista llamada Boko Haram en 2009». Yusuf, de sólida formación religiosa, fue sentando las bases para que su grupo comenzase a prosperar como una suerte de movimiento revolucio‑nario que veía la influencia de la cul‑tura occidental sobre el país como un fenómeno totalmente nefasto. Por ello, buscaba «purificar» el islam en Nigeria sobre unos planteamien‑tos extraídos del salafismo yihadista que se ven reflejados en el rechazo a cualquier tipo de bid’ah (‘innova‑ción’) de origen occidental y al shirk (‘politeísmo’). Basándose en este ra‑zonamiento, cualquier gobernante que no aplicase de manera estricta la sharía o cualquier ciudadano que no siguiese su versión rigorista del islam eran considerados kuffar (‘incrédu‑los’) o fasiqun (‘malhechores’) y pasa‑ban a convertirse en un objetivo halal (‘permitido’), y por tanto se les podía dar muerte. En 2002 el grupo contaba en Ka‑namma, cerca de la frontera con Ní‑ger, con una base de operaciones denominada Afganistán. Desde ese emplazamiento realizó ataques con‑tra comisarías y bancos, lo que des‑encadenó una violenta respuesta por parte de las autoridades de Nigeria que derivó en el desmantelamiento de la base. En sus inicios Boko Haram estaba implantado en los estados de Borno, Bauchi, Katsina y Yobe. De manera paulatina fue adquiriendo presencia en casi todos los estados del norte de Nigeria y estableciendo en ellos cé‑lulas operativas. Su mensaje fue ca‑lando entre sectores de la población, lo que derivó en que desempleados y jóvenes descontentos pasasen a en‑grosar sus filas. Yusuf era el amir ul‑Aam (comandan‑te en jefe) de Boko Haram y estaba asistido por dos na’ib Amir ul‑Aam (lugartenientes). En cada estado en el que tenían implantación existía la figura del amir (líder); en las áreas en las que operaba en el ámbito local, la jefatura en ese escalón también era ejercida por un amir. Asimismo había individuos que tenían asignadas di‑versas tareas entre las que se encon‑traban las de «soldados» o «policías». Para su financiación el grupo recurría al pago de cuotas entre sus miem‑bros, las donaciones de políticos o funcionarios del Gobierno, el even‑tual apoyo financiero de otros grupos como Al Qaeda y a otras actividades delictivas, principalmente el robo de bancos. En 2009 16 jóvenes del grupo de Ustad Mohammed Yusuf, también conocidos como Yusufiyya (segui‑dores de Yusuf) o Talibán nigerianos fueron tiroteados por la policía por su negativa a quitarse los turbantes para ponerse el casco. Al día siguien‑te, Yusuf pronunció un sermón en el que llamaba a sus seguidores a una guerra contra el Gobierno de Nigeria. La prédica de Yusuf desencadenó fu‑ribundos ataques en varios estados, que dejaron una gran cantidad de muertos. No menos violenta fue la respuesta gubernamental median‑te el empleo de la policía y las Fuer‑zas Armadas. A esta violencia no se sustrajo el propio Mohammed Yusuf quien, tras su detención, fue ejecuta‑do extrajudicialmente por la policía el 30 de julio de 2009. Al mes siguiente de la muerte de Yu‑suf, en julio de 2009, el líder de Boko Haram pasó a ser Abubaker Shekau, que suplía su falta de carisma, que sí poseía Yusuf, con un férreo posicio‑namiento ideológico y con un com‑portamiento totalmente despiadado. Se cree que es oriundo del estado de Yobe, al noroeste de Nigeria, y que cursó estudios religiosos al amparo de clérigos locales del área de Ma‑foni, en Maiduguri. Posteriormente Abubaker Shekau, sucesor de Yusuf al frente de Boko Haram


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