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TEMAS GENERALES del todo hasta que, dos generaciones después del fracaso de la Trinidad, incapaz de regresar a España navegando hacia levante, Urdaneta logró encontrar el camino de vuelta. A partir de entonces sí que tuvo el Galeón de Manila el papel precursor que muchos destacan en el todavía tambaleante camino de una globalización que hoy queremos entender de una forma más amplia, no solo como la mejora de la comunicación y la profundización de la interdependencia de todas las naciones del mundo, sino como un deseo de que la humanidad vaya asumiendo que tenemos delante un camino que debiéramos recorrer juntos. Así pues, desde el punto de vista comercial la expedición no tuvo el éxito que se esperaba, un hecho que algunos relativizan demostrando que las especias que trajo de vuelta la Victoria cubrieron los gastos, pero olvidando que ni se trataba solo de cubrir gastos ni se puede ignorar en este cálculo el valor de los años empleados o de las vidas perdidas. Sin embargo, a nadie se le puede escapar la importancia que tuvo en el terreno científico y en el político. Desde luego, al regreso de la expedición, la geografía se enriqueció con la constatación de que la Tierra, que ya se sabía redonda, no solo era navegable en toda su extensión, sino que en realidad era mucho más mar que tierra. Se descubrió que las dimensiones de nuestro planeta eran considerablemente mayores de lo que entonces estimaba la mayoría, al integrar en los incompletos mapas de la época la inmensidad del océano Pacífico, que alejaba América de Asia más de lo que se había creído hasta entonces. Se descubrieron nuevos animales y plantas, nuevas lenguas y nuevas culturas. Se constató también que no eran ciertos muchos de los mitos heredados de la Edad Media: no había monstruos al otro lado del mundo, ni fenómenos extraños, ni barreras físicas que impidieran llegar hasta allí. Se comprobó que la humanidad que habitaba la totalidad de este planeta que los dos grandes pueblos ibéricos habían por fin conseguido abrazar —los portugueses navegando hacia el este y los castellanos hacia el oeste— era suficientemente homogénea para ser reconocible. Logros importantes, pero para valorar adecuadamente el legado de Elcano hoy es preciso ponerlos en perspectiva. En una escena de la gran película española Amanece que no es poco —que demuestra que los españoles también podemos hacer humor de calidad cuando no está contaminado por el odio o el desprecio—, el adulador de turno le dice al alcalde: «Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario». Un elogio quizá envenado, porque el mérito de la mayoría de las obras que sobrevivirán a los tiempos, como es el caso de nuestro Quijote, es precisamente el ser contingente. De no ser por el genio de Cervantes, ese libro nunca se habría escrito. Sin embargo, la vuelta al mundo, como el alcalde de la película, era necesaria. La Tierra era redonda y alguien la había de circunnavegar. Lo que era contingente era el hecho de que lo hiciera en primer lugar una expedición castellana, aunque fuera lo más normal, puesto que con los conocimientos y 2019 449


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