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E L pasado mes de octubre cuatro potros de la raza caballo deporte español procedentes del Centro Militar de Cría Caballar de Mazcuerras, en Cantabria, se encontraban en Madrid a la espera de la asignación de jinete en las instalaciones de la Sección de Enseñanza Ecuestre de las Fuerzas Armadas dispuestos a culminar su preparación e iniciar su actividad deportiva en la modalidad hípica de salto de obstáculos. Como posibles destinos se barajaban, entre otros, la Guardia Real o la Guardia Civil desde donde iniciarán esta nueva andadura después de ser criados, desbravados y domados en la unidad cántabra que les vio nacer hace fuerzas armadas Arriba, Alba, la cabo Lorenzo y el brigada Mañas durante una sesión de hipoterapia. Debajo, alumnos de la escuela-taller de doma clásica con Treyezo. cuatro años. A partir de ahora y durante algo más de un lustro, estos equinos participarán junto a ejemplares de su misma raza de ganaderías civiles en pruebas locales, nacionales e internacionales tratando de superar listones situados entre los 1,10 y los 1,60 metros de altura. Su genética, morfología y funcionalidad han sido determinantes para ser seleccionados con el fin de rendir al más alto nivel y lo seguirá siendo a lo largo de toda su carrera deportiva. El palmarés de éxitos obtenido determinará, de regreso a la comarca cántabra de Saja-Nansa, su validez «como sementales capaces de ofrecer productos de excelencia», explica el teniente coronel Eugenio Heredia, jefe del centro militar cántabro, uno de los seis que, junto a los de Ávila, Écija (Sevilla), Jerez (Cádiz), Lore-Toki (San Sebastián) y Zaragoza, componen el Servicio de Cría Caballar de las Fuerzas Armadas. La yeguada militar cuenta con 160 animales, 30 de los cuales son sementales Noviembre 2019 Revista Española de Defensa 41


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