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las barras blancas y rojas, sino un fondo amarillo. Curiosamente este tema de la serpiente cascabel nació tan tempranamente como en 1751 y de la mente del genial Franklin. Quería de esta forma amenazar a Londres con enviarles miles de las abundantes serpientes cascabel que reptan por suelo norteamericano, en caso de que la metrópoli continuara con su política de enviar delincuentes a las colonias. En los años posteriores la serpiente fue cogiendo más fama como símbolo de la revolución de las colonias y contra el imperialismo que representaba Inglaterra. Otra curiosidad es que en la Armada norteamericana este torrotito también se enarbola cuando a bordo se esté celebrando un consejo de guerra, pero en este caso no en proa sino desde una driza del palo de señales. Álvaro DE AGUSTÍN VÁZQUEZ Capitán de navío (Reserva) 25.189.—Vaso ibérico de Liria Aunque uno de los recipientes ibéricos más famosos de los hallados en el cerro de San Miguel de Liria (Valencia) es el llamado Vaso de los Guerreros, aquí destacaremos el Vaso del Combate Naval, por la acción representada en la decoración del mismo, fechado entre fines del siglo III y principios del II a. de C., y encontrado en 1934 en dicho cerro de San Miguel, de la citada localidad. Según F. Carreras Candi, en su obra La navegación en el río Ebro, es probable que se trate de la MISCELÁNEAS batalla naval del Ebro, en la que Roma venció a Cartago (217 a. de C.) durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. de C.). Según podemos recordar, Asdrúbal (c. 245- 207 a. de C.), salió de Cartagena con un ejército, acompañado de 40 quinquerremes, con destino a Italia. Enterado del avance de esa flota, Cneo Cornelio Escipión el Calvo (?-212 a. de C.), hermano de Publio Cornelio fallecido un mes antes, decidió esperarla, fondeando sus 38 unidades de dicha clase a ocho millas al norte del delta del Ebro. Y aunque los vigías cartagineses denunciaron la existencia de esa flota, Asdrúbal no renunció al combate, con el resultado de perder 25 naves, la batalla y la posibilidad de cruzar los Pirineos. Curiosamente, si la escena representada en el vaso que nos ocupa es la citada batalla del Ebro, justo es reconocer que el artista debió ser muy condescendiente en su obra al simplificar las quinquerremes, naves de cinco órdenes de remos, y convertirlas en simples monóxilos. Además, si nos fijamos detenidamente en el dibujo, la primera impresión de la escena es que podría tratarse de lo que en la edad media llamaban una cabalgada por mar, es decir, una expedición de saqueo usando embarcaciones como medio de traslado, puesto que el hombre situado en tierra, a la izquierda, es de aspecto muy distinto de los que van a bordo y está disparando una jabalina contra el barco más cercano, mientras el primero de ese barco está haciendo lo mismo contra él. Hasta ahí el supuesto parece válido, pero la cosa se complica observando con detalle los hombres del primer barco y comparándolos con los del segundo. Todos aquellos llevan el pelo encrespado exacta- Vaso del Combate Naval del cerro de San Miguel de Liria y detalle del mismo. 2019 1011


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