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HONORIO CORNEJO Y LA ARMADA ESPAÑOLA (1925-1928) lás. La causa esgrimida para el rearme naval español fue la situación internacional. Lo apuntó Cerezo Martínez: «La evolución de los acontecimientos políticos en Europa y la prevención de las amenazas que en la vida internacional pueden afectar a España llevan al ministro de Marina y a Primo de Rivera a pensar en el fortalecimiento de la fuerza naval y la defensa de las bases navales dotándolas de material moderno y adecuado». Pablo Díaz Morlán, por su parte, concreta en el ámbito mediterráneo la preocupación por la evolución política y militar, «en consonancia con su deseo de incrementar la influencia de España en el Mediterráneo». José Luis Gómez Navarro introduce la distinción entre la construcción de nuevos buques y los problemas de la Marina, por los que el general jerezano mostró escaso interés. Michael Alpert incide en lo apuntado por el historiador antes citado: «España estaba muy cerca de poseer una marina de guerra, por lo menos en lo que se refería a los buques ya que no a las infraestructuras». El autor más crítico es Antonio Cubel, que afirma: «Al caer la Dictadura, los objetivos del programa naval no habían sido alcanzados a pesar del importante gasto efectuado». Con el presente artículo pretendemos estudiar la labor de Honorio Saturnino Cornejo Carvajal como ministro de Marina. Incidiremos, especialmente, tanto en sus planes navales como en la repercusión periodística de los mismos a nivel local (Ferrol) y nacional. También analizaremos las otras opciones para las construcciones militares. En vías de solución el problema de la guerra de Marruecos, el 3 de diciembre de 1925 se constituyó el Directorio civil. Como ministro de Marina se nombró, según el historiador Shlomo Ben-Ami, a «un oscuro almirante, Cornejo, lo cual no constituía una novedad, pues este ministerio siempre lo ocupaban figuras desconocidas». El marqués de Estella aceptó su dimisión el 3 de noviembre de 19281. El motivo alegado fue el cansancio, declarando el dimisionario «que se iba a descansar, porque ya era razón que, después de cincuenta años de servicios, sobre todo después de los tres o cuatro últimos, en que había trabajado de una manera superior a sus fuerzas, se le otorgara un tiempo de reposo a sus fatigas»2. Había desempeñado con anterioridad la subsecretaría de este ministerio y «estaba muy bien reputado en el Cuerpo»3. En un país en el que tradicionalmente se vivía de espaldas al mar, el mayor elogio para un ministro de Marina era haber inculcado «en el pueblo español la necesidad de pensar en el mar (necesidad no menor en España, bañada (1) La Correspondencia Militar, 6 de noviembre de 1928, p. 3. (2) La Voz, 5 de noviembre de 1928. (3) SOLDEVILLA, Fernando: El año político. 1925, Imprenta y encuadernación de Julio Cosano, Madrid, 1926 p. 427. Heraldo de Madrid lo calificaba de «hombre discreto y laborioso » (3 de diciembre de 1925, p. 3). Una breve biografía era publicada en La Nación (3 de diciembre de 1925, p. 2). En la misma se recalcaba su importante labor en la visita del acorazado Alfonso XIII a La Habana. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 71


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