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Estos serían empleados, fundamentalmente, como auxiliares de las escuadras para la exploración. Como veremos, algunas de estas recomendaciones fueron atendidas en el plan naval de Honorio Cornejo. En abril, el ministro de Marina realizó unas declaraciones a la prensa. Repasó, primero, la extensa labor legislativa del Directorio militar y las unidades navales dadas de baja en el Estado General de la Armada, con la consiguiente reducción de las plantillas. Después anunció importantes mejoras en las bases navales de La Graña, Rías Bajas, Cádiz, Cartagena y Mahón, orientadas a dotarlas de capacidad para suministrar combustibles líquidos. En cuanto a las nuevas construcciones, anunciaba la de un nuevo buque escuela en los astilleros de Echevarrieta en Cádiz, de dos nuevos cruceros en Ferrol, y en Cartagena, de tres destructores y de seis submarinos, de los que afirmaba, en un muy optimista exceso de orgullo patriótico: «... son en su totalidad producto de la industria nacional, sin tener que recurrir al Extranjero para la adquisición de ningún elemento que a los mismos se destine»21. Por motivos de discreción, no indicaba nada sobre el programa naval que se estaba preparando concienzudamente. Por último, reseñaba los adelantos que estaban teniendo lugar en la fabricación nacional de torpedos. La conclusión era su enorme satisfacción por que «España vaya a contar con la mejor flotilla del Mediterráneo»22. No tardaría en desvelarse el mencionado programa naval. El real decreto de 9 de julio de 1926 ampliaba y mejoraba lo aprobado por el Gobierno unos meses antes. En su preámbulo señalaba: «La reconstrucción nacional implica, por consiguiente, como uno de sus esenciales contenidos, la reconstrucción naval militar». No solamente saldría fortalecida la defensa nacional; también lo haría su industria, especialmente la siderúrgica, abastecedora de los materiales imprescindibles. Proyectaba la construcción de las siguientes unidades navales: – tres cruceros tipo Washington con un desplazamiento de 10.000 toneladas y armados con cañones de 203 milímetros, presupuestados en 268,5 millones de pesetas; – tres cazatorpederos cabeza de flotilla tipo Churruca, presupuestados en 49.380.000 de pesetas; – doce submarinos tipo C, «con las modificaciones que la práctica y adelantos modernos aconsejan», presupuestados en 114 millones de pesetas; – dos buques tanque de petróleo, de 6.000 a 7.000 toneladas de carga, presupuestados en 11 millones de pesetas; – tres buques de vigilancia de 250 toneladas, presupuestados en 3,9 millones de pesetas; HONORIO CORNEJO Y LA ARMADA ESPAÑOLA (1925-1928) (21) La Nación, 20 de abril de 1926, pp. 1-2, y El Siglo Futuro, 21 de abril de 1926. (22) «Cosas de casa. La visita del señor Cornejo», El Correo Gallego, 7 de abril de 1926, p. 1. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 77


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