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HONORIO CORNEJO Y LA ARMADA ESPAÑOLA (1925-1928) Defensa Nacional». Calvo Sotelo, ministro de Hacienda, lo había dotado de 3.583.947.550,70 pesetas: 1.600 millones eran adscritos al Ministerio de Fomento; 1.508, a gastos de la defensa nacional; 200, a Instrucción Pública, y el resto se repartiría entre los diferentes ministerios. Deberían ser consumidos en un plazo de diez años. De los 1.508 millones consignados para la defensa nacional, a la Armada se le asignaban 887.629.935,31 pesetas. De ellos, 691.443.492,12 eran destinados a la construcción de nuevos barcos, dando por finalizadas las obras en 1936, y 186.186.443,19 a las bases navales y otras atenciones27. En el marco de la rivalidad por el control del Mediterráneo entre Francia e Italia, el plan naval español suscitó interés en ambos países. La dictadura de Primo de Rivera, contrariada por la actitud francesa ante las pretensiones españolas sobre la ciudad de Tánger, jugó la baza de una alianza con Italia. Un paso importante en el acercamiento se produjo en 1926. En abril, Eduardo Aunós, ministro de Trabajo, se desplazó a Italia para tantear la posibilidad de firmar un tratado de amistad. Las gestiones culminaron con la rúbrica de un Tratado de Amistad, Conciliación y Arreglo judicial el 7 de agosto de 1926. Fue publicado por la Gaceta de Madrid el 17 de noviembre28. El tiempo transcurrido entre su ratificación y su publicación abrió paso a un periodo de especulaciones sobre la existencia de algún tipo de cláusula secreta, especulaciones que provocaron alarma tanto en el Gobierno como en la opinión pública francesa. El tratado contenía una cláusula de neutralidad, lo que le confería, en opinión del profesor Palomares, una destacada significación política. Los posibles acuerdos secretos entre ambos países apuntaban, según todos los indicios, a un amplio pacto de colaboración naval que incluía el uso del puerto de Mahón por la Armada italiana. Era una amenaza directa a Francia. En el Reino Unido, la noticia suscitó una pregunta en el Parlamento al secretario de Estado sobre la posibilidad de que lo acordado por los países mediterráneos contraviniera los intereses británicos o afectara a los principios de la Sociedad de Naciones. Pero, a pesar de las alarmas suscitadas, no hubo acuerdo secreto. El último aspecto inquietante sobre la posibilidad de una alianza naval entre las dos penínsulas mediterráneas fue la creación de un puesto de agregado naval en la embajada italiana en Madrid. El embajador francés informaba de que dicho nombramiento «muestra la importancia que la Marina italiana atribuye a ser informada eficazmente sobre el valor del esfuerzo naval español». Lo proyectado por Cornejo fue retocado. El 16 de mayo de 1928, por real decreto, se autorizaba la modificación de las construcciones aprobadas en 1926. Al ser la materia de carácter reservado, no se explicaba la decisión de (27) CLA, t. CIII, Imprenta del Ministerio de Marina, Madrid, 1926, p. 434. (28) SOLDEVILLA, Fernando: El año político. 1926, Imprenta y encuadernación de Julio Cosano, Madrid, 1927, pp. 317-318. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 79


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