Page 192

RHM_extra_1_2019

LA GUERRA HISPANO-FILIPINA, 1896-1897 191 espere… si en luchas como las de las Filipinas es difícil establecer la paz, mucho más difícil conservarla”.178 Finalmente, Aguinaldo se vio obligado a abandonar Cavite, de donde marchó a Batangas y allí fue perseguido; luego se vio obligado a huir de este territorio y de La Laguna; y finalmente realizó una larga y penosa huida, enlazando en Bulacán con los generales tagalos que combatían a los españoles en el centro de Luzón. Mientras, los insurrectos permanecieron sitiados en las provincias de Bulacán, Nueva Écija y Pampanga, en el monte Aráyat. Fue la estructura confederal de la Insurrección Tagala lo que evitó el colapso general al ser derrotado su núcleo. Los generales del centro de Luzón lanzaron pequeños ataques y lograron tomar e incendiar el poblado de Aliaga, pero no reducir a su guarnición que resistió heroicamente hasta que recibió refuerzos. En estos combates, los españoles vencieron al general Francisco Macabulos en el Monte Arayat, tomaron el poblado de Minuyán y mantuvieron el cerco. Finalmente vino la conquista de Maragondón y de otros enclaves, por lo que hacia finales de 1897 podía considerarse pacificada la provincia, aunque no lo fuera de forma definitiva. En cuanto a Aguinaldo, mientras tomaban Aliaga, él logró refugiarse en la bien guarnecida y fortificada ciudad de Biac-na-Bató y que pasó a ser la ciudad principal o capital de lo que quedaba de la resistencia de los insurrectos tagalos. Si la División Lachambre nunca realizó movimientos como brigadas independientes, en el caso de las cuatro brigadas creadas por Primo de Rivera sucedió que atacaron simultáneamente los poblados de Naic, Amadeo e Indang, con pocas fuerzas cada una y saliendo victoriosas. Eduardo Gallego Ramos nos dice que la insurrección había quedado duramente quebrada tras las operaciones de la campaña militar de Polavieja, pero muchos pueblos y villas habrán permanecido en poder de los insurrectos tagalos. Y aunque fue una campaña militar rápida y triunfal, la propia naturaleza del terreno hizo posible la fuga de Aguinaldo.179 Sin embargo, Primo de Rivera creía que sus victorias militares no iban a suponer la paz en el Archipiélago de Filipinas, ya que aunque en la selva y en las montañas los guerrilleros insurrectos cada día se debilitarían más, podrían permanecer ocultos durante mucho tiempo. El 10 de septiembre se produjo en Manila una nueva revuelta, pero la Guardia Civil Veterana derrotó a los 82 tagalos conjurados. Todo parecía que 178 Ibidem, p. 23. 179 GALLEGO Y RAMOS, Eduardo: Operaciones practicadas contra los insurrectos de Cavite desde el principio de la campaña hasta la ocupación de la provincia por nuestras tropas. Madrid, 1868, p. 63. Cita de TOGORES SÁNCHEZ, Luis: Ob. cit., Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 191-206. ISSN: 0482-5748


RHM_extra_1_2019
To see the actual publication please follow the link above