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INTERVENCIÓN MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN FILIPINAS... 247 Tras cruzar el Mediterráneo, la escuadra fondeó en Port Said el 26 de Junio, con el Pelayo prácticamente sin carbón, ya que el gasto se había incrementado por su mala calidad y poca experiencia del personal de máquinas. El gobierno español le comunicó al almirante que tenía 30.000 libras a su disposición para pagar derechos de paso y comprar carbón, mientras gestionaba con la compañía del Canal una y otra cosa. Egipto, aunque bajo el control británico desde 1882, no era oficialmente un protectorado, y no lo fue hasta la Primera Guerra Mundial. Teóricamente el país era gobernado por el Jedive y su gobierno, bajo la autoridad suprema del Sultán de Estambul, pero lo cierto es que el poder real lo ejercía el gobernador general británico, a la sazón lord Cromer. El imperio otomano, de haber tenido algún poder efectivo sobre el canal, no había hecho ninguna declaración de neutralidad ante la guerra hispano-norteamericna, por lo que tenía las manos libres para decidir a su gusto en la cuestión. Existía, sin embargo, un convenio internacional sobre la neutralidad del Canal, firmado por las potencias el 29-X-1888, que estipulaba que, en caso de guerra, los buques beligerantes no podían abastecerse más que de lo necesario para la siguiente etapa, y su permanencia, salvo averías, sólo podría durar 24 horas en cada puerto de entrada y salida, aparte del tiempo necesario para cruzar el canal. El 23 de Junio, tres días antes de la llegada de la escuadra, el cónsul de los EE.UU. en Egipto solicitó de lord Cromer que dificultara en lo posible el tránsito de los buques españoles, aplicando las aún más restrictivas medidas de neutralidad impuestas en puertos británicos, Tras consultar con el “Foreign Office”, la respuesta fue positiva: sólo se proporcionará el carbón necesario para que los españoles alcancen sus bases más cercanas, las Baleares, e incluso se impedirá que lo tomen de sus propios buques carboneros en los puertos egipcios. Toda la actuación se esconderá como si fueran decisiones del gobierno del Jedive, para evitar reclamaciones directas de los españoles y contribuir al retraso. Aquello era claramente abusivo, pero funcionó a la perfección, con los abrumados embajador y cónsul español perdiendo literalmente el tiempo con las autoridades turcas o egipcias, Tras cuatro días esperando la autorización, al final se le negó la compra de carbón a Cámara, excepto para los destructores y vapores que debían volver a España, y también el transbordo del combustible desde sus propios carboneros. Es más, se le informa que debe abandonar el puerto inmediatamente por haber sobrepasado con creces el tiempo de estancia. El 1 de Julio, y ante intimaciones directas, Cámara salió con sus buques y ya fuera de sus aguas jurisdiccionales, con mil penas y fatigas, consi Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 247-252. ISSN: 0482-5748


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