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248 AGUSTÍN RAMÓN RODRÍGUEZ GONZÁLEZ guió carbonear al Pelayo en alta mar, aunque de manera incompleta, apenas más que para poder cruzar el canal sin llevarlo remolcado. El hastiado almirante, en sus telegramas al Ministro de Marina, llegó a referirse al gobierno de Egipto como “anglo-americano”, y considerando que el acorazado no iba a ser sino un estorbo durante todo el viaje y en las repetidas escala en puertos ingleses, propuso al gobierno continuar sin él, sólo con el Carlos V, los cruceros auxiliares y los transportes. El gobierno insistió en que el acorazado debía continuar para dar más peso a la expedición. Por otra parte se incorporaron tres vapores más, con carbón, lubricantes, cañones y guardiamarinas para ser utilizados como oficiales subalternos. Por fín el 4 de julio Cámara fue autorizado a pasar el canal, y el 7 estaba en Suez, ya en el Mar Rojo, pero allí recibió órdenes de volver del gobierno, pues el día 3 había sido destruída la escuadra de Cervera y se temía un ataque de la flota americana contra las costas españolas. Incluso circulaba el rumor de que en Gibraltar se preparaba todo para la llegada de los buques americanos. El regreso no tuvo problemas: el 10 de julio la escuadra estaba de vuelta en Port Said, ahora su destino es España y ya no hay problema para carbonear, el 18 se llegó a Mahón y el 20 a Cartagena. Persistían los rumores sobre el ataque americano, y se le ordenó que fuera a Cádiz, navegando cerca de la costa y con las banderas desplegadas para evitar errores de identificación y animar a la población. Todas las referencias señalan la preocupación de Dewey ante la posible llegada a Manila de la escuadra de Cámara con buques mucho más poderosos que los suyos. A veces se recuerda que los españoles llegarían en mala forma tras la larga travesía, pero no es menos cierto que los americanos llevaban operando desde Mayo, sin poder limpiar fondos y otras grandes reparaciones para las que no estaba preparado el capturado arsenal de Cavite, por lo que su estado no sería mucho mejor, e incluso es probable que fuera algo peor. Tampoco llegaron grandes refuerzos, como sabemos sólo el crucero protegido Charleston el 30 de junio, que no era gran cosa, y los monitores Monterey el 4 de agosto y el Monadnock el 16 del mismo mes, que como ya se ha dicho, eran buques tan poco marineros, que tuvieron que ser penosamente remolcados por los transportes de tropas por todo el Pacífico para poder arribar a Manila. Y una vez allí, los monitores sólo servirían para defender la bahía de Manila navegando por sus tranquilas aguas. Como la misión de Cámara era más bien asentar el dominio español en el sur del archipiélago, lo más probable es que las dos escuadras no lle Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 248-252. ISSN: 0482-5748


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