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LA GESTA DE LA DEFENSA DE LA POSICIÓN DE BALER... 293 Minaya Rojo, de Almonacid (Toledo), que tras sufrir las penalidades del sitio quedaron prisioneros de los tagalos hasta su liberación por tropas norteamericanas en junio de 1900. Vaya también para ellos nuestro recuerdo. Los últimos repatriados Al atardecer del 16 de marzo de 1904 el vapor Isla de Panay fondeaba en Barcelona procedente de Manila. A bordo eran repatriados los restos mortales de los militares caídos durante la defensa de la posición de Baler y del párroco fray Cándido Gómez Carreño. Las labores de exhumación de los restos habían recaído en el franciscano superviviente al asedio, Juan López y en Barcelona fueron recibidos por una multitud, entre la que se encontraban cinco de los supervivientes –José Pineda, Pedro Planas, Pedro Vila, Ramón Ripollés y Miguel Méndez. Sus compañeros escoltaron los dos armones que transportaban los restos desde el muelle hasta el furgón del ferrocarril que realizó el transporte desde la ciudad condal a la capital de España. La llegada a Madrid contó con todos los honores y estuvo presidida por personalidades políticas y militares, entre las que se encontraban Saturnino Martín Cerezo, Rogelio Vigil de Quiñones y otros cinco de los supervivientes, entre ellos el soldado Marcelo Adrián Obregón. Se destinó un armón para la caja con los restos del comandante De las Morenas y un segundo para la que contenía los de los demás. Desde la Estación de Mediodía multitud de madrileños siguieron una comitiva que recorrió el paseo del Prado, plaza de Cánovas y calle de Alcalá al cementerio del Este, donde permanecieron hasta su traslado al Panteón de Hombres ilustres de Nuestra Señora de Atocha. Años más tarde, se trasladaron de nuevo, esta vez al Mausoleo en Honor a los Héroes de Cuba y Filipinas del cementerio de la Almudena. Su inauguración tuvo lugar el 15 de diciembre de 1940. El sobrio monumento funerario, prácticamente desconocido y apenas hoy visitado, fue diseñado para albergar los restos repatriados de varios protagonistas de las campañas de Ultramar que descansaban en diversas ubicaciones de la capital. Junto a los restos de los héroes de Baler, aquella mañana de febrero recibieron sepultura los de los generales Joaquín Vara de Rey y Fidel Alonso de Santocildes, héroes de las batallas de El Caney y Peralejo respectivamente, los del teniente coronel Joaquín Ruíz –héroe de Campo Florido– y los del popularísimo soldado Eloy Gonzalo García, héroe de Cascorro. En la actualidad, Martín Cerezo y Vigil de Quiñones reposan también en esta reunión de valientes, de igual manera que el soldado Marcelo Adrián Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 293-300. ISSN: 0482-5748


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