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LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA ESPAÑOLA EN FILIPINAS... 51 interpretándose desde el Ministerio de Ultramar como “intentos análogos, y acaso no del todo ajenos, a los que han producido la insurrección cubana”7. El deseo constante de algunas potencias de hacerse con las posesiones coloniales españolas, que ya apuntaba el Capitán General Izquierdo, era corroborado por el general Alaminos como consecuencia del conflicto creado por extranjeros en aguas de Joló, Mindanao y Paragua que, a su criterio, obedecían a un plan para la usurpación de las islas Filipinas8. Durante todo el siglo XVIII y XIX España intentó sin éxito poner fin al quebranto que para su prestigio, seguridad y soberanía en Asia Oriental suponía el problema de la piratería mora en el sur de las Filipinas. La población mora que habitaba el sur había resistido de forma continuada todos los intentos por parte de España de implantar su dominio de forma estable y segura. Ni la cruz ni la espada, que juntas tan buenos resultados habían dado en América y en algunas partes de las Filipinas, resultaban capaces de someter el carácter belicoso y guerrero, profundamente islamizado, de la población malayo-mahometana de aquella parte del archipiélago. España tenía en aquellas aguas, en aquellas islas, una frontera que no lograba dominar9. De todo el territorio de Filipinas eran las islas Visayas las que sufrían especialmente los ataques moros dada su proximidad a Mindanao, Joló, Borneo y Tawi-Tawi, siendo sus pueblos y villas playeros los más castigados, su población era asesinada y convertida a la esclavitud y su comercio por mar y tierra arruinado, impidiendo esta piratería tanto la vida diaria de la población en su forma tradicional como dentro ya del proceso de colonización. España, en la primera mitad del siglo, con escasos soldados y medios muy menguados, con embarcaciones en pésimo estado, se enfrentó a fuerzas muy superiores a las que podía movilizar, <luchando siempre con triple y cuádruple número de fuerzas enemigas educadas en la guerra, sin otros ideales de vida que la constante pelea>. La fuerza que tenían los piratas frente a la debilidad de España era tal que llevó incluso a pensar a las más altas autoridades del archipiélago a renunciar al sur de la colonia10: 7 TORMO, Leandro: “El Obispo Volonteri cobarcano de Rizal”, en Missionalia Hispanica, Madrid 1976/7, pp. 54 y ss. 8 Ibidem. p. 56. 9 España, a lo largo del siglo XIX, cifró su actividad en el sur de Filipinas en torno a tres cuestiones: (I) La dominación militar de los diversos príncipes y dattos moros y de sus partidas feudales de piratas; (II) el establecimiento de la soberanía española mediante una presencia real y efectiva que posibilitase la colonización de las islas; (III) el reconocimiento por los líderes malayo-mahometanos de los derechos y soberanía española sobre las diversas islas y territorios del país moro. 10 FRANCIA Y PONCE DE LEÓN, B. y GONZÁLEZ PARRADO, J.: Las islas Filipinas, Mindanao, con varios documentos inéditos y un mapa, Imp. Subinspección de Infantería, La Habana 1898, vol. II, p. 303 y 304. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 51-86. ISSN: 0482-5748


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