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52 LUIS E. TOGORES SÁNCHEZ “Proseguían las luchas legendarias entre moros y cristianos, que apartados en sus respectivos dominios continuamente se amenazaban, considerándose como potencias iguales; y así se comprende, que un capitán general interino D. Pedro Antonio Salazar, al negociar en 1836 tratados con los sultanes de Joló y Mindanao, que reconocían los derechos de España, se aventurase á proponer al gobierno que se fijasen los límites del dominio español por una línea tirada de E. á O. Por los 8º la. N., que atravesaría la isla de Mindanao por más arriba de su mitad, dejando la mayor parte, con inclusión de Zamboanga en poder de los mahometanos. Las estipulaciones de los tratados de referencia fueron bochornosos, y en el discurso del trono que leyó la Reina Gobernadora, le hacía decir el ministro de Marina, que era muy importante el tratado suscrito con el sultán de Joló, porque casi todos los buques que iban á Filipinas tocaban en aquel puerto”. El carácter peculiar del país moro convertía a Mindanao y Joló en una frontera marítima abierta de naturaleza muy diferente a las fronteras en las que actuaban otras potencias: los británicos en el norte de la India, en los aledaños de Afganistán, en Sudán o en Rhodesia; los franceses en la cuenca del Níger, Madagascar, en Argelia y Túnez o en el norte de Vietnam; los Estados Unidos frente a Méjico y las diversas tribus indias11; Rusia en Siberia y sobre todo en el Asia Central. El padre Gainza en su <Memoria y antecedentes sobre las expediciones de Balanguingi y Joló>, publicada en Manila en 1851, decía en relación a los moros12: «La historia de las depredaciones de los moros en nuestras islas es mucho más antigua que nuestra dominación, su relato es un tejido de los insultos más atroces, sus episodios las escenas más sangrientas; es el libro maestro de la perfidia y mala fé; todas sus páginas están escritas con caracteres de sangre. Ellos han sido el azote más terrible de nuestras playas, la plaga más terrible de nuestros pueblos, el mayor obstáculo a nuestras armas, y la gran dificultad del gobierno en todos tiempos. Han asolado los campos, incendiado los pueblos, profanado los templos, cautivado sus ministros, hecho desaparecer poblaciones y provincias; en una palabra, han 11 Vid. HÄMÄLAÏNEN, Pekka: El imperio comanche, Península, Barcelona 2011 y Brown, Dee: Enterrad mi corazón en Wounded Knee, Turner, Madrid 2007. 12 Francia y Ponce de León, B. y González Parrado, J.: op. cit., p. 92. La gravedad de este problema era señalada de forma constate durante el pasado siglo por aquellos interesados en el progreso de los interés españoles en Asia, estando en la misma línea que lo expuesto por Gainza figuras como Sancha, Montero y Vidal, Moriones, Escosura, etc., los cuales avala la importancia del problema. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 52-86. ISSN: 0482-5748


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