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25 los misiles antitanque, los cañones sin retroceso (CSR), los morteros, la artillería, etcétera. PSICOLOGÍA Y SOCIEDAD Los yihadistas tenían buenos motivos para desear combatir: un buen salario, una causa, la oportunidad de recibir esclavas y de mantener a sus familias y hasta una pensión para estas últimas en caso de fallecimiento. Dependiendo de estratos y lugares, también se creó cierto apoyo social que fomentaba el alistamiento de jóvenes reclutas, lo que daba un barniz de prestigio al oficio de las armas bajo mandato califal. Ahora bien, aunque en el aspecto social se tratase aparentemente de un Estado, el Dáesh no tuvo tiempo para desarrollar una auténtica estructura centralizada que pudiera ejercer el grado de control que, por ejemplo, Saddam Hussein pudo lograr sobre Iraq hasta su derrocamiento. La situación estaba caracterizada por la falta de supervisión, normativas e instituciones capaces de administrar y vigilar el empleo de los recursos, lo que daba lugar a un fuerte personalismo alimentado por la existencia de un potente mercado negro que incluía, entre otras cosas, cuantioso armamento. Esto, unido a la disponibilidad de internet y de los teléfonos inteligentes dotados de numerosas aplicaciones, desencadenó una gran posibilidad de iniciativa en todos los escalones de la Fuerza. Los equivalentes a oficiales y suboficiales, y a veces hasta la tropa, podían adquirir armamento, diseñar nuevo equipo, hacer pequeños experimentos, idear nuevas tácticas y, en definitiva, dotarse en muy poco tiempo de herramientas para la batalla. Este peculiar carácter, propio de un Estado recién formado, tenía ventajas y desventajas. Por ejemplo, la velocidad de las unidades para adaptarse podía ser más rápida, pero a menudo todo pasaba por el liderazgo personal, que en caso de ser desacertado podía conducir a un gran número de bajas en poco tiempo. Un aspecto negativo era que el Dáesh, al no existir mecanismos para asimilar y compartir las lecciones aprendidas, en ningún caso se comportaba como una organización de aprendizaje, más allá de las relaciones sociales. Finalmente, conviene apuntar que la heterogeneidad de las experiencias de las distintas unidades del ISIS (chechenos, iraquíes y sirios, cada Lanzagranadas diseñado y producido en el Estado Islámico La posibilidad de llevar a cabo experimentos y probar nuevos materiales sin restricciones, permitió a los yihadistas alcanzar una serie de logros tecnológicos que, si bien rudimentarios, fueron indudablemente útiles en el campo de batalla


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