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TEMAS GENERALES Primera batería de preguntas y respuestas El mito de los legendarios tesoros de la Flota de la Carrera de Indias, atrincherada y doblegada en la ría de Vigo, se fundamenta, casi en exclusiva, en que durante aquellos tiempos (prácticas arcaicas que se mantendrán hasta hoy en honor a la tradición) se falsificaba todo manifiesto de carga, sin apartarse un milímetro de la línea de corrupción mercantil y política imperante. Es decir, que si se llevaba ochenta, se decía que solo cargaba cincuenta o incluso diez, aplicándose la regla a todo cargamento que iba y venía por el ancho Atlántico (2) (oro y plata incluidos). No vamos a negar la mayor, pero la importancia de la Flota de la Plata de 1702 traía su razón en la propia situación causada por la Guerra de Sucesión española y las constantes tensiones entre las naciones europeas, enfrentadas entre sí por arañarse o mantener incólumes sus dominios. La verdadera riqueza se concentraba en las materias transportadas y, en una medida más dada a la fabulación, en los baúles de los particulares que hacían el viaje de regreso a Europa; pero dudo mucho que estos, ante el peligro que se avecinaba y el ajetreo generalizado, no fueran capaces de hacer que sus caudales corrieran tierra adentro, hacia las casas de banqueros, amigos y socios dispersos por la Península, al igual que se hizo con la plata del rey. Cuando la Flota zarpó en 1699 hacia el Nuevo Mundo nada hacía presagiar la muerte de Carlos II, El Hechizado, y la pugna que se libraría por el trono de las Españas, haciendo de nuestros mares y tierras la tela para un muñeco de trapo aprisionado en las fauces de dos enormes y rabiosos perros enfrentados entre sí. Por un lado, se materializó el bando continuista, encabezado por Leopoldo I de Habsburgo y su aspirante, el archiduque Carlos de Austria, al que se sumaron Inglaterra y los más revoltosos holandeses, además de Portugal, Estados estos que veían la oportunidad de convertir la agotada dinastía hispana en un fantoche (3) y hacer que la Cruz de Borgoña menguara a un ritmo más acelerado en las Américas. Por otro lado, se erigió el bando que acabó venciendo la partida e instaurando una monarquía borbónica que sigue asentada felizmente en nuestros días, encabezado por Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, el Rey Sol, y heredero legítimo por testamento de Carlos II, cuya visión política consistía en, una vez tomado el control de los reinos, afianzar el trono para sosiego de Francia y mantenerlo lejos de las garras de los enemigos históricos del norte y del otro lado del canal de la Mancha. El bando de los Austrias contaba con la baza de la enraizada inquina que existía en Castilla hacia cualquier rey que accediera por linaje aragonés o por (2) Ciertas fuentes fijan el desajuste en una proporción de diez a uno entre el valor real y el declarado. (3) Históricamente se suele marcar dicha decadencia, a nivel político e internacional, tras la firma de la Paz de Westfalia en 1648. 218 Marzo


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