Page 25

Revista de Historia Militar 118

24 ISABEL BUENO BRAVO simultánea para acabar con los invasores en Cholula y en la costa, evitando de esta manera que los españoles hubieran podido solicitar ayuda. Tóxcatl (fi g. 3) fi Pero con el arresto de Moctezuma II no terminaron los problemas de Cortés, sino que se agravaron. Algunos de sus hombres, leales a Diego Velázquez, gobernador de Cuba, querían regresar a la isla con su parte del oro, los indígenas aliados también reclamaban su botín, los mexicas andaban soliviantados con la prisión de su tlatoani y, además, llegó a la costa Pánfilo de Narváez, contratado por el gobernador de Cuba, para arrestarle. Aunque Cortés intentó arreglar la situación sin abandonar Tenochtitlan, la presencia de Narváez creó tal inestabilidad entre los indígenas que, obligado por las circunstancias, tuvo que partir38. Solicitó cuatro mil guerreros a los tlaxcaltecas que se negaron, alegando que su lucha era solo contra los aztecas39, pidió lanzas con punta de cobre y dos mil guerreros a los chinantecas que, según Díaz del Castillo40, llegaron cuando la batalla ya la había ganado Cortés que, gracias al oro, sobornó a los españoles y acabó rápidamente con aquella incómoda situación41. Sin tiempo para descansar regresó a Tenochtitlan donde se estaba viviendo un momento crítico, según le comunicaba Pedro de Alvarado en una misiva. Cortés dejó a Narváez preso en Veracruz y reforzado con los hombres y las armas de éste42 se encaminó hacia la cuenca de México, donde le esperaba una verdadera insurrección. Los aztecas se habían levantado contra los españoles, según Moctezuma Xocoyotzin, porque Pedro de Alvarado había atacado a su gente mientras celebraba fig.3). Una fiesta local para la que Cortés había dado permiso antes de partir43. Sin razón aparente, Alvarado aprovechó para matar a los guerreros más destacados, que pertenecían a la nobleza. Al parecer, los tlaxcaltecas le instigaron para que cargara contra ellos, porque sabían que era una oportunidad única para acabar con todos los señores y cabezas del imperio44. También es posible que Alvarado viera movimientos extraños en la ciudad, si Moctezuma II confiaba en que Narváez podía acabar con Cortés en la costa y,entonces, los mexicanos hubieran aprovechado para atacar a los españoles que al mando de Alvarado permanecían en la ciudad. La revuelta en la ciudad duró un mes, a pesar de que Cortés intentó sofocarla con dos mil tlaxcaltecas y mil trescientos españoles no lo 38 CORTÉS, Hernán: op. cit., segunda carta de relación, pp. 148, 154. 39 DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal: op. cit., 2 vols. , I, cap. CXV, p. 411. 40 Ibídem : cap. CXXIII, p. 441. 41 Ibídem : cap. CXI, p. 400. 42 CORTÉS, Hernán: op. cit., segunda carta de relación, p. 161; DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal: op. cit., 2 vols., I, cap. CXXIV, p. 446. 43 DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal: op. cit., 2 vols., I, cap. CXXIV, p. 446. 44 IXTLILXOCHITL, Fernando de Alva: op. cit. , cap. LXXXVIII, p. 261. Revista de Historia Militar, 118 (2015), pp. 24-42. ISSN: 0482-5748


Revista de Historia Militar 118
To see the actual publication please follow the link above