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Revista de Historia Naval 131

JUAN ANTONIO GóMEz VIzCAÍNO ese mismo día es cumplimentado por una comisión de regidores que al dar cuenta del hecho dicen que lo «efectuaron en sus respectivos coches hasta el muelle precedidos de los clarineros, porteros, y demás individuos de este ayuntamiento que es práctica en iguales actos embarcándose todos en el falucon real que a este efecto envió dicho Excmo. adornado de los damascos, y demás ostentación posible, y autorizado con la corneta a proa insignia reservada únicamente a los jefes de escuadra como mariscales de campo del rey en cuya disposición llegamos a bordo del Rayo donde fueron recibidos en su portalón por dicho general, y todos los comandantes de los navíos de la escuadra con la mayor parte de la oficialidad de ella al son de toda la música de los caballeros guardas marinas, y batallones de esta hallándose formadas sobre su alcázar, pasando en el orden correspondiente a la cámara de popa donde después de tomar asiento, ocupar el suyo en lugar inferior dicho Excmo. el nominado don Francisco Tacón le dijo: que no era aquella la primera vez que ofrecía a S.E. la ciudad de Cartagena sus respetos que ya lo había efectuado en el año de cuarenta y cuatro con el plausible motivo de volver victorioso de las armas inglesas en aquel célebre combate en que se confirmó la Europa en las creencias de cuanto pueden las armas del Rey aunque desiguales en su número cuando se hallan mandadas por un héroe a el que preservaba su destino para dar aun mejores días a la Nación, siendo quien condujese desde Nápoles a Barcelona a nuestro augustísimo soberano, y a quien se reservaba la gloria de transportar de este puerto al de Génova a la señora Infanta de España doña María Luisa de Borbón archiduquesa de Austria, y después desde dicho puerto a España a la princesa de Asturias nuestra señora de quien espera esta monarquía la perpetua sucesión de sus Soberanos sobre cuyos motivos felicitaba esta ciudad a S.E. deseando ocasión en que acreditarle su afecto y estimación tan merecidos a las distinguidas circunstancias y mérito de su persona; a cuyas expresiones correspondió con las de mayor urbanidad, y política asegurando a esta ciudad de su reconocimiento e inclinación con el que deseaba en cuantos asuntos se proporcionasen complacerle, que en el mismo orden que el recibimiento fue la despedida saludando luego que ocuparon el falucon a la voz con tres viva el Rey a que se le respondió con la marinería del mismo con siete e inmediatamente disparó el nimbado navío once cañonazos, terminándose todo con el mejor orden y ostentación posible, lo que comunica a esta ciudad en cumplimiento de su obligación…» (29). La predilección del marqués por esta ciudad era notoria y no hubo ninguna alusión al pleito que en 1762 mantuvo con ella. Por su parte, la Gaceta de Madrid describe así el acontecimiento: «La señora infanta doña María Luisa llegó el 22 de junio por la tarde á la ciudad de Cartagena, en donde fue recibida con las aclamaciones de un (29) AMC, Libro de actas capitulares, sesión de 11 de junio de 1765. 84 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 131


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