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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

132 JOSÉ MANUEL MOLLÁ AYUSO Ceriñola, pueblo y castillo, ahora en manos de unos pocos gascones, permanecen en lo alto del Cerro Mediano, que desciende suavemente hasta un pequeño foso de defensa que la circunvala. Toda la pendiente, cubierta de viñas, algún olivar y cercas de piedra para el cobijo de los rebaños, se alcanzó a las cuatro de la tarde. Hubo que poner orden en el desconcierto de la llegada y dar un pequeño respiro para aplacar la sed de todos en un cercano riachuelo de agua fresca. Luego se puso a los hombres a trabajar sin pausa: había que ampliar y hacer más profundo el foso que corría por la parte baja y esa misma tierra emplearla para elevar el parapeto hacia vanguardia, a la vez que en todo el terreno que seguía se clavaron, alambres, hierros e incluso tallos de secas vides, duras y con tallos punzantes. También las cercas se aprovecharon como verdaderas trincheras, aso-madas y con gran visibilidad sobre, en terminología actual, lo que hoy día llamaríamos un foso contra carro, precedido por un campo de minas, en este caso tendido delante de los caballos. El Gran Capitán a caballo del tordo Santiago, brioso y de gran alzada, siempre cuidadoso de su porte externo llevaba una coraza española y sobre ella un peto con cruces rojas en el pecho y en la espalda. Como quiera que su tío, Diego de Arellano, le advirtiera de cubrirse la cabeza ante lo que se avecinaba, el montillano firme aunque cariñoso le contestó “Señor tío, los que hoy tienen el cargo que yo, y tal día como hoy, no han de cubrir el rostro”.9 Se movía D. Gonzalo de lado a lado impartiendo órdenes y “animando a cada soldado, y nombrando a todos por sus nombres”10. Lo que les ponía “corazones nuevos”, cuentan los relatos de la época. A estas alturas, y tras los trabajos de organización del terreno, las unida-des están ya desplegadas, en espera del ataque francés: En vanguardia y asomados al foso, 500 bocas de fuego de dos com-pañías de arcabuceros de 250 hombres cada uno. Tras ellos, en el centro los 2.000 piqueros lansquenetes de Hans von Ravennstein, a su derecha los cuadros de los 2.000 rodeleros y alabarderos de los capitanes Pizarro, Zamudio y Villalba y a su izquierda los 2.000 peones de García Paredes. A la derecha, y algo separados para poder intervenir con libertad, los 400 hombres de armas de Diego de Mendoza. A la izquierda, separados, pero a la altura de los infantes de Gª de Paredes, prestos a intervenir, otros 400 hombres de amas españoles e italianos de Próspero Colonna. 9 MARTÍN GÓMEZ: El Gran Capitán. Almena, 2000, pág. 124. 10 LUENGO: El Gran Capitán. Biblioteca Nueva, 1942, pág. 191. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 115-142. ISSN: 0482-5748


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