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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

96 CARLOS JOSÉ HERNANDO SÁNCHEZ señoríos distribuidos por las provincias de Capitanata y Principato Citra, el principal de los cuales era el ducado de Monte Sant’Angelo sul Gargano, es-tratégicamente situado en una encrucijada de rutas entre el sur y el norte del reino, próxima a la costa adriática187. Asimismo, la reputación de Gonzalo se vio reforzada por el apoyo a Alejandro VI –autorizado por los monarcas españoles tras la concesión del título de Reyes Católicos por el pontífice- frente a los Orsini y otros enemigos internos, con la toma del castillo de Ostia, la consiguiente entrada triunfal en Roma y la concesión del preciado honor pontificio de la Rosa de Oro, a la que seguiría la propuesta papal – aunque rechazada- de concederle el mando de sus fuerzas188. A todo ello se unió el estrecho trato con nobles y generales italianos, como los miembros del gran linaje Colonna, con los que Gonzalo selló una alianza personal capaz de remontar coyunturales enfrentamientos189. De hecho, la progresiva italianiza-ción de los intereses, relaciones y valores del Gran Capitán sería constatada en 1498 por Federico de Nápoles al destacar su profundo conocimiento de la política italiana190. Tras la experiencia triunfal que supuso la primera campaña napolitana, el ejército castellano de 1495 se vería superado en eficacia por el más nu-meroso y mucho mejor organizado contingente que Gonzalo embarcó en Málaga cinco años después con destino a la campaña contra los turcos. Esta era la consecuencia de la Liga Santa impulsada por el papa Alejandro VI para ayudar a la República de Venecia. La Serenísima había reforzado su poder en enero de 1496, cuando Ferrante II de Nápoles le entregó varias plazas costeras de Apulia para garantizar el control del Adriático. Meses después el mismo monarca confiaría a Fernando el Católico las plazas ca-labresas de Amantea, Regio, Crotone, Insule y Terra de Scigli, situadas en el estrecho de Mesina, con el fin de garantizar la defensa de Sicilia y servir como cabeza de puente para nuevas expediciones españolas de ayuda, como sucedería en las sucesivas campañas de Gonzalo. Significativamente, éste consolidó su clientela militar entre los principales oficiales españoles que lo habían acompañado, incluidos algunos miembros de su propio linaje y en 187 Vid. Hernando Sánchez, Carlos José, “El Gran Capitán y los inicios del virreinato de Nápo-les…”, pp. 1849 y ss. 188 Vid. Fernández de Córdova Miralles, Álvaro, “Imagen de los Reyes Católicos en la Roma pontificia”, En la España medieval, 2005, 28, pp. 259-354: 318-321. 189 Vid. Hernando Sánchez, Carlos José, “El Gran Capitán y la agregación del reino de Nápo-les…” y Serio, Alessandro, Una gloriosa sconfitta…, pp. 126-130. Al igual que sus rivales, los güelfos y profranceses Orsini, cuyo apoyo a Gonzalo fue decisivo para la conquista del reino de Nápoles, los Colonna no dudaban en cambiar de bando cuando sus intereses patri-moniales lo aconsejaban. 190 ZAB, carp. 26. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 45-114. ISSN: 0482-5748


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