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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133

FEDERICO MAESTRE DE SAN JUAN PELEGRíN aunque se disponía que cada apostadero podría contar con un vapor. Se suprimían las comandancias generales de guardacostas y cesaban en el mando de los apostaderos los comandantes de los tercios y provincias marítimas, cuyas competencias pasaban a asumir los capitanes generales de los departamentos. También se establecían normas para el mantenimiento de los buques y se sometían nuevas competencias a los comandantes de los apostaderos (33). Sobre las diferentes formas de actuar de los contrabandistas El estudio pormenorizado de las noticias referentes a las actividades de los guardacostas pone de manifiesto determinados patrones en la forma de actuar de los contrabandistas. En la bahía de Algeciras operaban casi a diario, sobre todo a partir de 1851, empleando embarcaciones de muy escaso porte que transportaban pequeños cargamentos destinados a ser desembarcados en las costas españolas cercanas al Peñón. En cualquier caso, la eventual captura de alguno de estos buques de poco calado, que intentaban eludir la acción de los guardacostas españoles navegando sobre bajíos y zonas de arrecifes, no suponía un contratiempo muy gravoso, ya que solían transportar pocos fardos. Sea como fuere, las escampavías del Resguardo se mostraron muy eficaces en su persecución y captura, y las detenciones de este tipo de embarcaciones fueron muy frecuentes. En efecto entre la variedad de buques que formaban el Resguardo Marítimo, las que llevaron el peso de la represión en la bahía de Algeciras fueron tales unidades, ya que se trataba de «embarcaciones de vela, de casco y aparejo bien cortados a fin de que sean rápidas, de tales dimensiones que pueden sin peligro acercarse a la tierra, meterse en las calas, etcétera., destinadas a la persecución del contrabando marítimo, pertenecen a la marina de guerra y están mandadas por segundos contramaestres de la Armada y tripuladas por marinería del Estado» (34). La prolongación en el tiempo de la acción contrabandista tuvo graves consecuencias económicas para la bahía de Algeciras, zona estratégica donde las hubiera en el entramado comercial hispano y cuyo desarrollo tanto se ha resentido a causa de su proximidad a Gibraltar (35). De esa capital del contrabando también partían faluchos y laúdes con cargas mayores pero destinos más distantes, muchos de los cuales fueron a su vez capturados en zonas alejadas del litoral mediterráneo español o en aguas de Cádiz. Estos buques solían ir armados y sostener combates con los del Resguardo. Cuando llegaban a su destino transbordaban parte de la carga a embarcaciones menores, según las peticiones que de los diversos pueblos tenían. Como ya se ha mencionado, el contrabando se repartía a lo largo y ancho de la costa española, usando para ello buques nodriza, en muchos casos falu- (33) Gaceta de Madrid, 1 de septiembre de 1865. (34) Enciclopedia universal ilustrada europea americana, t. XX. Barcelona, 1930, p. 641. (35) VILLALBA FERNÁNDEZ, A.: «Zona del estrecho de Gibraltar», en Cuadernos de Estrategia, núm. 72, 1994, pp. 259-280. 50 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 133


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