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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133

ALGUNAS CONSIDERACIONES EN TORNO A LOS PUERTOS ENTRE EL FIN... mares de la Europa atlántica, bien a través del Estrecho, bien de rutas terrestres interiores. En el siglo siguiente, el panorama de los puertos se amplía: a las ya citadas ciudades de Barcelona, Valencia, Mallorca y Perpiñán, los portulanos flanquean las de Málaga, Alicante, Almería, Cartagena y Denia. Sin embargo, la posición de Carlos I no fue fácil: los Reyes Católicos, de hecho, le habían dejado en herencia un territorio que se asomaba a dos mares. y, mientras que en el Atlántico la oposición a Francia e Inglaterra amenazaba las pretensiones de España sobre el Nuevo Mundo, en el Mediterráneo el Emperador tuvo que enfrentarse a un tiempo con el creciente poderío turco y argelino y con la rivalidad francesa. Carlos I entendió que el mantenimiento de la hegemonía política y comercial implicaba un papel activo de España en el mar, y de aquí que, asumiendo ese imperativo, trazase en este aspecto una línea de continuidad con sus predecesores (29). Las distintas Armadas de la Monarquía, por lo tanto, además de participar en las numerosas guerras en que esta se vio involucrada, tuvieron asignado un cometido específico de primer orden y responsabilidad: el mantenimiento de las comunicaciones marítimas entre los lejanos y dispersos territorios de un inmenso imperio (30). Su hijo Felipe II atribuyó al mar la misma importancia, y a partir de 1562 puso en marcha un programa de construcción y armamentos navales, a la vez que promovió una intensa actividad en los astilleros (31). El objetivo del Rey Prudente era fundamentalmente dotar a España de una marina capaz de salvaguardar sus inmensas posesiones; por esa razón impulsó la mejora de los prototipos navales e incentivó la construcción de infraestructuras en los puertos. El puerto de Málaga, que actuaba como nexo entre los ámbitos atlántico y mediterráneo, fue equipado con un muelle, cuya construcción empezó en 1588 bajo la supervisión del ingeniero Facio Bursots. El puerto de Cartagena, célebre por ser un puerto natural excelente, había conocido un período de prosperidad a comienzos de siglo, pero en 1516 fue bombardeado por los genoveses como castigo por la protección que se le había dado a un corsario en Málaga (32). y así, quizá para dotar otra vez al puerto de las infraestructuras adecuadas, en 1581 el ayuntamiento pidió a Felipe II una galera vieja con la que poder construir un muelle en la playa de San Leandro. Quince años después, en 1596, en Cartagena se construyó otro muelle, en sitio «bastante hondable para que lleguen las barcas» (33). En 1575, Felipe II ordenó a la ciudad de Alicante alargar 14 metros el muelle existente, cuya cabeza, por añadidura, debía inclinarse hacia poniente, (29) Ibídem. (30) Ibídem. (31) A este propósito, se dice que Doria estaba acostumbrado a decir: «… en el Mediterráneo hay tres puertos: Cartagena, junio y julio». (32) MONTOjO MONTOjO, Vincenzo: «Cartagena en la época de los Reyes Católicos (1474-1516)», en Murgetana, núm. 72, 1987, pp. 49-71. (33) URIOL SALCEDO, josé Ignacio: «Puertos y barcos en España en los siglos XVI y XVII», en Revista de Obras Públicas, núm. 3466, 2006, pp. 48-54. Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 71


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