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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 334

Donald Trump celebra su triunfo en las elecciones del 8 de noviembre junto al que será su vicepresidente, Mike Pence. lam radical, reconstruya la fuerza militar y la economía del país y desarrolle una política exterior basada en los intereses norteamericanos. Quiere un país fuerte con limitadas aventuras internacionales. Pero ha sido durante sus mítines donde, casi de forma espontánea, ha sacado a la luz propuestas más concisas y, en ocasiones, más polémicas: construir un muro contra la inmigración, contra los terroristas musulmanes y contra los inmigrantes hispanos; retomar la amistad con Rusia; desligarse de las alianzas permanentes; cuestionar el principio de defensa colectiva de la Alianza Atlántica; retirar las tropas norteamericanas de Corea del Sur; llevar a cabo una agresiva campaña contra el Daesh que incluye el uso de la tortura; e incrementar los presupuestos de defensa. Propuestas que ha ido enmarcando en una «América menos segura» que ha dejado la Administración Obama y con las que ha tratado de avivar el miedo entre los norteamericanos a lo que ocurre más allá de las fronteras. Con un mensaje pesimista y alarmista y mostrándose duro en los asuntos de seguridad nacional ha logrado ganarse el apoyo de los republicanos nacionalistas y los no-intervencionistas. De las tres principales corrientes en política y de defensa del Partido Republicano, la tendencia predominante desde la II Guerra Mundial ha sido la de los internacionalistas. Creen en un papel activo de EEUU en el exterior en términos económicos, militares y diplomáticos; apoyan las actuales alianzas y compromisos militares de Washington, los acuerdos de libre comercio y los programas de ayuda exterior, y apuestan por unos niveles de gasto en defensa relativamente altos. La tendencia minoritaria ha sido, hasta ahora, la de los republicanos no-intervencionistas. Éstos se resisten a las campañas militares, a las bases militares en el extranjero y a las alianzas. Pero la frustración por las lar- En su campaña dijo que quiere un país fuerte, con limitadas aventuras internacionales gas guerras en Irak y Afganistán les han vuelto a dar argumentos para apoyar su idea de que los enredos militares internacionales sólo debilitan a Washington. Creen, además, que la «guerra contra el terror» ha sido sobre-militarizada y que se ha convertido en una amenaza a las libertades civiles. TENDENCIA AISLACIONISTA El votante medio republicano es, sin embargo, nacionalista. Son pluralidad y cada vez más numerosos entre la base pero están infra-representados entre la elite política. No se oponen a elevados niveles de gasto en defensa, o a medidas más agresivas contra el terrorismo. No son ni mucho menos pacifistas. Pero, al mismo tiempo, desprecian los «experimentos de nation-building», los programas de ayuda exterior, las intervenciones humanitarias y las instituciones internacionales diseñadas para promover la gobernanza global. Para los nacionalistas el mantenimiento de la soberanía es primordial e, instintivamente, apoyan mantener una defensa fuerte, castigar duramente cualquier amenaza directa a los ciudadanos norteamericanos y permanecer al margen de compromisos multilaterales. Lo que ha hecho Doexterior Diciembre 2016 Revista Española de Defensa 55 ABA/EFE


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