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REVISTA ARMAS Y CUERPOS 133

Los niveles de idiomas Salvo los que procedáis de promoción interna, me imagino que la mayoría de vosotros no tendréis una idea muy clara de en qué consisten y cómo se evalúa la capacidad lingüística en el ámbito de las Fuerzas Armadas. La OTAN utiliza una escala para medir la capacidad de un individuo a la hora de comprender y expresarse en un idioma. Esta escala es una herramienta que se utiliza para determinar los requisitos lingüísticos mínimos que deben acreditar los candidatos a ocupar un determinado puesto o labor dentro de la organización. Nuestras Fuerzas Armadas han adoptado a su vez este mismo sistema para establecer los requisitos necesarios para ocupar un puesto en la estructura nacional. Se utiliza, además, como elemento valorable o requisito para las evaluaciones para ascender a determinados empleos así como para acceder a determinados cursos. Los criterios que defi nen los diferentes niveles se refl ejan en un acuerdo de estandarización OTAN, el STANAG 6001. El sistema contempla seis niveles (SLP 0 a 5), permitiendo, además, añadir un indicador “+” para indicar que determinado nivel se encuentra próximo al nivel superior. Las oportunidades están ahí, sólo hay que estar preparado. El nivel 0, al contrario de lo que la mayoría supone, no es indicativo de desconocimiento del idioma, sino de no haber alcanzado los requisitos mínimos para acreditar el nivel “1”, y así sucesivamente. El nivel 1, de “supervivencia”, permite una interacción mínima para poder desenvolverse en situaciones normales de la vida cotidiana (buscar alojamiento, realizar compras, alimentarse, pedir y dar indicaciones o instrucciones…), aunque con cierta difi cultad. El nivel 2, “funcional”, es el primer nivel donde se tiene capacidad de “funcionamiento”, entendiendo por ello la capacidad de coger nuestro fusil y/o nuestro ordenador y realizar nuestras funciones en 36 Armas y Cuerpos Nº 133 otro entorno e idioma. La descripción y la narración son los elementos más signifi cativos del mismo, junto con la capacidad de dar instrucciones, exponer hechos y desenvolverse en situaciones cotidianas que presenten algún tipo de complicación. Con un nivel dos de ruso, podemos ir a Moscú, integrarnos en una organización donde se trabaje en ruso y no ser “un problema” para la misma. La mayoría de las conversaciones que mantenemos en nuestra rutina diaria, en nuestro propio idioma, son de nivel 2. El nivel 3, “profesional”, implica la capacidad de elaborar ideas y argumentos, defender posturas, opinar… Tareas que son imprescindibles para cualquiera que deba trabajar en un equipo, representarlo o dirigirlo. (Cadetes de intercambio en West Point) El nivel 4, “experto”, debería ser exigible solamente al personal que va a ocupar puestos para los que normalmente se requiere un profesional de los idiomas, como intérpretes, traductores y correctores de textos, y que, en algunos casos, puede que necesariamente sea un militar. También es exigible en puestos con alto nivel representativo o entornos donde lo que se dice “entre líneas” es más importante incluso que lo que se expresa abiertamente y se necesita entender más allá de la literalidad de las palabras. El nivel 5 representa el techo de la escala de la capacidad lingüística que hipotéticamente un individuo puede alcanzar. No es medible y, por tanto, no es acreditable2.


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