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REVISTA ARMAS Y CUERPOS 133

Armas y Cuerpos Nº 133 61 incidente que provocó esta escalada de tensión en la histórica pugna entre Estonia y Rusia, fue la eliminación y posterior reubicación de una estatua conmemorativa de la victoria soviética en la II Guerra Mundial. Este hecho provocó una oleada de ataques a instituciones e infraestructuras, cuyos objetivos principales fueron los portales de Internet, y los servidores correspondientes a la presidencia y el parlamento de Estonia, la mayoría de los ministerios, partidos políticos, medios de comunicación y entidades fi nancieras. Esta ofensiva estuvo caracterizada, y así se pudo comprobar desde el primer momento, por un elevado nivel de sofi sticación técnica además de una perfecta planifi cación y coordinación. Con el paso de los años, se han aceptado estos hechos como el primer incidente identifi cable como “Ciberguerra”, y la segunda en intensidad, tras los ataques previos a la crisis de Osetia del Norte entre Georgia y Rusia. Es pues la citada crisis de Osetia del Norte el primer hecho documentado de lo que actualmente se conoce como Ciberguerra. Es decir, el uso de las tecnologías de la información en campañas militares, y el desarrollo de los Ciberataques junto con la evolución de las operaciones militares. En este caso, las Ciberoperaciones estuvieron bien planifi cadas, organizadas y coordinadas en tiempo y espacio, haciendo de estas acciones una herramienta más en la campaña militar. Así pues, dichos ataques sirvieron para debilitar la capacidad de respuesta militar y política de Georgia, y fueron acompañados de operaciones psicológicas, y propagandísticas. Fruto de todo lo anterior fue la respuesta de la OTAN que, consciente del riesgo de las Ciberamenazas, adoptó en noviembre de 2010 un nuevo «concepto estratégico» basado en las Ciberamenazas, su escenifi cación en escenarios de Ciberguerra, y su respuesta…. La Ciberdefensa. Implicaciones de un dominio de la guerra En el mundo actual ha surgido una nueva dimensión donde pueden materializarse las amenazas: el Ciberespacio. Si antes en el ámbito de la defensa estaba claro que nos movíamos en las dimensiones tradicionales de tierra, mar y aire, e incluso el espacio, ahora contamos con una dimensión adicional, y más intangible que las anteriores. Existe cierta difi cultad para comprender y explicar qué es el Ciberespacio; por una parte, depende de la perspectiva y por otra parte, se cae en el error de querer defi nir este término basándose en conceptos antiguos y obsoletos, que no hacen otra cosa que difi cultar la compresión del actual problema y los aspectos que le rodean. El Ciberespacio ha experimentado un enorme y veloz desarrollo, así como la dependencia que nuestra sociedad tiene de él, lo que contrasta con el menor y lento avance en materias de Ciberseguridad. Por este motivo, los actores (tanto estatales como no estatales) que decidan operar en el Ciberespacio, obtendrán una serie de ventajas asimétricas, ya que el Ciberespacio debe ser considerado como un «campo de batalla» de grandes dimensiones y donde resulta relativamente fácil asegurar el anonimato. Igualmente, los ataques se pueden lanzar desde casi cualquier parte del mundo, y sus efectos son desproporcionados con respecto a su coste. Así pues esta amenaza tiene un alcance global, en la cual el actor puede operar desde cualquier parte del mundo con un único requisito, tener acceso a Internet. Todo ello convierte a cualquier sistema conectado a la Red en un objetivo potencial de este tipo de acciones. Considerando el Ciberespacio como un espacio o una colección de recursos, los actores implicados (incluyendo Estados, negocios, organizaciones, grupos o individuos) competirán por controlarlo. Esto conduce inevitablemente a la existencia de confl ictos de diversa naturaleza, origen, y participantes. El ciberespacio ha experimentado un enorme y veloz desarrollo, así como la dependencia que nuestra sociedad tiene de él


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