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124 ENRIQUE GARCÍA CATALÁN destinarlo a este fin, pero todavía no se había inaugurado. Además, mantenía este asunto parado el desacuerdo con el obispo, que prefería ubicarlo en la huerta de Villasandín, próxima al Calvario, donde ya se habían practicado algunos enterramientos durante la Guerra de la Independencia. En 1836, después de la exclaustración de los religiosos, fue más fácil disponer de los edificios para situar hospitales militares. Entonces el Estado concedió el convento de San Francisco para este fin. Sin em-bargo, en 1839 la ruina de las dependencias era ya notable y el ministro de hacienda militar solicitó a la Junta de Enajenación que procediese a la reparación o se asignaran nuevos locales en la hospedería del colegio del Arzobispo, para ampliar el que ya funcionaba allí. El Ayuntamiento, interesado en la adquisición del convento de San Francisco para usarlo de cantera, medió en el asunto y el traslado se hizo efectivo aquel mismo año62. El hospital militar de la hospedería del colegio Fonseca dejó sus dependencias después de la guerra para que las ocupara el colegio de los Irlandeses, que permaneció allí hasta 1936. 62  A.M.S. Actas, 14-X-1839. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 124-126. ISSN: 0482-5748


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