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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

EL PRIMER PARACAIDISTA 141 Fortunato fue emprendedor, trabajador, noble, honrado y muy queri-do por sus amigos. Iba elegante, bien arreglado y, casi siempre, con traje y corbata negra. Le gustaba mucho montar en moto, pescar y criar animales domésticos en una pequeña finca. También era un gran jugador de mus y muy aficionado al mundo de los toros. De hecho, en julio de 1942, en el cartel anunciador de las fiestas de Cervera en honor de la patrona, Nuestra Señora del Castillo, aparece «el paracaídas» como participante en una gran becerrada y como veterano en el arte taurómaco. Una anécdota que da muestra de lo importantes que eran para For-tunato sus amigos es que en su cine en Cervera de Pisuerga, para su amigo Manolo Nestar, hizo una butaca doble, solamente para él, porque era muy grueso (160 kg). Durante la Guerra Civil, curiosamente, otra anécdota le relaciona con el Ejército, aunque en esta ocasión los hechos no eran tan favorables para él. Se cuenta que una tarde, en plena Guerra Civil, paró un vehículo militar delante de la puerta de su bar en Guardo del que bajó un general. Éste pi-dió una cerveza y preguntó por el servicio. Fortunato, sin darse cuenta de su graduación, le contestó de mala gana: «¡A mear a la calle!» Conviene mencionar que en aquellos días disponer de aseos era algo al alcance de pocas personas. El general, enojado, le contestó: «Voy al frente a Asturias, si mañana por la mañana cuando regrese al frente de Aguilar no tiene usted un baño en este local, le fusilo aquí mismo». El general nunca regresó, pero el aseo estaba hecho, ya que Fortunato pasó toda la noche trabajando con un amigo albañil. Falleció el 3 de diciembre de 1974 en Barruelo de Santullán. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 141-156. ISSN: 0482-5748 EL SUEÑO DE VOLAR El sueño de volar es probablemente tan antiguo como la humanidad, como vamos a comprobar en esta breve cronología. En primer lugar encon-tramos a los chinos como los precursores de la idea del paracaídas. Ellos construyeron una especie de paraguas para realizar saltos desde torres es-peciales. Aquellos aparatos no se podían considerar paracaídas, pero fueron los primeros intentos. En el siglo xv destaca al genio de todos los tiempos, Leonardo da Vinci, que estudió el vuelo de los pájaros y sacó conclusiones que hasta hoy son consideradas básicas en la historia aeronáutica. El paracaídas que él diseñó era de forma piramidal, ya que su idea original era idear un aparato que sirviera para que las personas que estuvieran en un edificio alto pudieran


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