Page 186

REVISTA HISTORIA MILITAR 112

GUERRA, EJÉRCITO Y RELIGIÓN DURANTE EL PRINCIPADO DE CONSTANTINO 185 del título de césar, pero Constantino le reconoció a su cuñado la autoridad sobre todo Oriente, incluyendo Tracia, Mesia y Escitia. Constantino retor-nó entonces a Sérdica, y, para garantizar la paz, hizo allí césares a su hijo Crispo y a su sobrino Licinio Liciniano en 317146. Conviene señalar que la victoria de 316 fue, en realidad, una victoria de las tropas provinciales galas que obedecían a Constantino. Varias acuñaciones monetarias festejaron su intervención, que llevaban en el reverso la representación de Marte, dios con quien se sentían identificados147. Los acuerdos de Sérdica se revelaron pronto ineficaces para mantener la concordia entre los augustos. Una de las razones, además de los dispares intereses de Constantino y Licinio, a pesar de sus vínculos familiares, fue las divergencias en materia de política religiosa. Según Jerónimo, Licinio expulsó en 320 a los cristianos de palacio, los mismos dignatarios por quie-nes quizás había librado en Oriente las disposiciones milanesas de 312148. La razón exacta no se conoce, pero puede relacionarse con los orígenes de la querella arriana149. Las convulsiones internas de la Iglesia procuraban la imagen de que los cristianos eran una comunidad que escasamente propicia-ba el consenso entre los ciudadanos. Es probable que también les considera-ra afines a Constantino, y, por tanto, de lealtad dudosa hacia su persona, lo que concuerda con el hecho de que comenzara a adoptar medidas anticris-tianas después de la guerra civil de 316150. El cristianismo, como religión, nunca fue prohibido por Licinio, pero sí impuso algunas medidas que tra-taban de impedir su difusión y práctica, como entre otras, que los fieles se reunieran dentro de las ciudades, que hombres y mujeres estuvieran dentro de una misma sala durante las celebraciones y que los obispos abandonaran sus diócesis151. Y, además, ordenó a los soldados que observaran los ritos tradicionales152. Parece que Licinio se reivindicaba como adalid de la tra-dición religiosa frente al acercamiento al cristianismo de Constantino. Éste, sin embargo, continuaba apelando a las viejas divinidades para celebrar sus 146  Anon. Vales., V (17-19). De uita et moribus imperatorum y Zósimo ofrecen una versión divergente de estos hechos, pues señalan que, tras los nuevos acuerdos entre los Augustos, Valente fue ejecutado (Epit. XL, 9; Zos. II, 20, 1). Es más verosímil la información que pro-cura la Origo Constantini imperatoris, pues Constantino, en realidad, buscaba un pacto con Licinio. Por otra parte, en 324 hizo otro tanto con el césar Martiniano (Anon. Val., V -29-). Sin embargo, no es inverosímil que, en algún momento posterior a la guerra de 324, Valente fuera ejecutado por haber sido partidario de Licinio. 147  Véase nn. 59-60. 148  Hieron. Strid., Chron., CCLXXV Olymp. XIIII. 149  CRISTOFOLI, Roberto: «Religione», op. cit., p. 159. 150  Ibídem, p. 158. 151  Euseb. Caes., VC, I, 51, 1; 53, 1-2. 152  Euseb. Caes., HE, X, 8, 1; VC, II, 20, 2; Oros., VII, 18. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 185-198. ISSN: 0482-5748


REVISTA HISTORIA MILITAR 112
To see the actual publication please follow the link above