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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

206 CARLOS RILOVA JERICÓ Fuera de ahí, sólo aparecen menciones tangenciales a los mismos en libros de gran difusión, a través de todo el territorio nacional. Como podría ser el caso del firmado por Javier Nart y Rafael Abella10. Sin embargo, en esa obra, como su título indica, se les considera como simples guerrilleros, en el peor sentido de la palabra, alimentando un mito que, en buena medida, sigue reflejándose incluso en las obras más recientes sobre las guerras napoleónicas con difusión mundial –como el ya mencionado libro sobre Waterloo de Gordon Corrigan–, sin plantearse la evolución de esas fuerzas hasta constituirse en regimientos capacitados para combatir como infantería ligera o, indistintamente, como infantería de línea. Destino de la mayor parte de unidades así formadas en toda España de un modo muy similar a la pauta seguida por los batallones, o regimientos, 1º, 2º y 3º de voluntarios de Guipúzcoa, como se deja traslucir en obras más detallistas que la mencionada de Abella y Nart pero, desgraciadamente, de menor difusión a nivel nacional11. Es de ese modo como los dos episodios que paso a relatar a continua-ción podrían parecer, sencillamente, inverosímiles. A pesar de ser hechos históricos reales. O cuando menos bien documentados. Si nos guiamos por los «historiales» que a los tres batallones guipuz-coanos se les mandó recopilar –como a todas las demás unidades españolas– tras la que hoy conocemos como «Guerra de Independencia», descubrimos que al menos dos de esos batallones combatieron en diversas ocasiones, frente a frente, con parte de la Guardia Imperial napoleónica –destacada al territorio fronterizo entre España y Francia a partir de 1812, cuando el de-clive imperial es cada vez más evidente– o, como mínimo, contra su famoso jefe en las horas amargas de Waterloo, el general Cambronne. Efectivamente, es lo que podemos ver ocurrir en el caso de la pe-queña batalla que se inicia el 17 de abril de 1812 en la que el documento llama «llanura» junto al santuario de San Ignacio de Loyola, entre Azpeitia y Azcoitia12. 10  ABELLA, Rafael y NART, Javier: Guerrilleros: el pueblo español en armas contra Napoleón (1808-1814). Temas de Hoy. Madrid, 2007. 11  Véase CORRIGAN: Op. cit., p. 58. Para una visión más documentada y realista de lo que eran en realidad esas guerrillas, unidades ya regularizadas e integradas en el Ejército aliado, puede resultar de interés GARCÍA FUERTES, Arsenio: Los granaderos de Castilla y el Séptimo Ejército Español 1811-1813. Génesis y Victoria de una Nación en Armas. Foro para el Estudio de la Historia Militar de España. Madrid, 2009 y MANZANO LAHOZ, Antonio; GRÁVA-LOS GONZÁLEZ, Luis: Los uniformes del Estado Militar de España del año 1815. Aldaba Ediciones. Madrid, s. f. 12  Archivo General de Gipuzkoa-Gipuzkoako Artxibo Orokorra (desde aquí AGG-GAO) JD IM 3/1/21 bis, «Historial del primer batallón de Guipúzcoa», p. 18. Puede resultar de interés co-tejar lo señalado aquí con el relato general de las acciones de los tres batallones en RILOVA JERICÓ: «De simple guerrilla a ejército de las guerras napoleónicas». Op. cit., pp. 229-231. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 206-232. ISSN: 0482-5748


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