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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

226 CARLOS RILOVA JERICÓ minio napoleónico el papel de agente encubierto, trabajando en secreto para la causa aliada58. En efecto, el propio Goicoa reconocía en esa documentación haber falsificado deliberadamente conocimientos de carga de esos barcos para transportar mercancías –propias y de otros comerciantes de la zona– de alto valor estratégico –hierro, herramientas, cordaje, brea...– a puertos bajo con-trol del gobierno patriota español que lucha contra la invasión napoleónica. Algo que, como dice el procurador que lo defiende en esa causa civil fecha-da en 1815, los ocupantes napoleónicos hubieran considerado, como poco, un delito59. Lo cierto es que las cosas iban mucho más allá de los escasos resqui-cios de esa trama secreta que nos deja ver ese proceso, fechado ya en 1815, años después de que la ocupación haya acabado y cuando Napoleón va ago-tando sus últimos cien días como emperador. Así es. La documentación que la familia Goicoa dona en 1912 al Museo Municipal de San Sebastián, tiene varios documentos en los cuales Joaquín Gregorio de Goicoa exponía cosas tan notables como que estuvo implicado en 1808 en un complot organizado por los que él llama «algunos acerrimos patriotas» guipuzcoanos. El objetivo de ese complot era recuperar el control de esa importante provincia. Una operación en la que él, Joaquín Gregorio de Goicoa, invirtió 10.000 reales de su bolsillo y sobre la que no da más detalles. Tan sólo que no llegó a buen término60. Ese fiasco, sin embargo, no le lleva a cejar en su intención de com-batir la invasión. Para ello busca en esos momentos la manera de salir de Guipúzcoa con el fin de unirse y hacer «parte común con los buenos españo-les ». Es decir, para ponerse a las órdenes de las Juntas de Defensa patriotas que en esos momentos se están formando fuera de territorio guipuzcoano61. Un proyecto que no llegará a materializar porque, como señala él mis-mo en ese memorial, le remiten en esos momentos un «oficio secreto» del marqués de la Romana, justo después de que este alto oficial español haya desembarcado en Ribadeo tras su espectacular huida de Dinamarca con la mayor parte de las tropas bajo su mando62. 58  Sobre esto véase RILOVA JERICÓ: El Waterloo... Op. cit., pp. 43-45. 59  RILOVA JERICÓ: El Waterloo... Op. cit., pp. 48-53. 60  Consúltese Museo San Telmo, AC-C016, 8. 61  Museo San Telmo, AC-C016, 8. 62  Museo San Telmo, AC-C0 16, 8. Sobre esta compleja expedición véase un interesante estudio en COSTA SIMÓN, Miguel Francisco: «Problemas jurídicos y peculiaridades administrativas de una empresa singular. La expedición militar del marqués de La Romana a Dinamarca», en Revista de Historia Militar, n.º 69, 1990, pp. 27-86. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 226-232. ISSN: 0482-5748


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