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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

56 RAMÓN DÍEZ RIOJA capitán general de Melilla6. Comenzaba de este modo su andadura en Ma-rruecos que culminó con el advenimiento de la República en abril de 1931. En aquel momento Francisco Gómez-Jordana Sousa ocupaba el cargo de alto comisario de España en Marruecos; función que constituía el más alto honor militar y de relevancia política en el Marruecos español. Un largo pe-ríodo, pues, donde el militar reforzó sus convicciones patrióticas, así como la creencia de que el Ejército conformaba un pilar sustancial para los intere-ses de España7. Incluso en situaciones difíciles para la institución castrense, como, por ejemplo, tras el «Desastre de Annual», en julio de 1921, Gómez- Jordana, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército de Operaciones de África y jefe del Gabinete Militar del alto comisario, defendió la labor de responsabilidad que los militares representaban y esbozaba un sutil ejercicio de autocrítica respecto a este episodio, señalando que: …Jamás intervino el alto comisario en el mando de las fuerzas durante el tiempo que el general Berenguer desempeñó dicho cargo. A continuación interpreta que se trató de una política totalmente equivocada, siendo la causa principal de esta falsa orientación una excesiva delegación en los mandos. Y a continuación señala… ello dio lugar a desatinadas iniciativas de las que finalmente difícilmen-te podía eludir   su responsabilidad el alto comisario. La actitud de apartar al jefe del Gabinete Militar de la gestión Militar –principio fomentado y aplaudido por los comandantes generales, que se creían así libres de un yugo molesto, pues era freno de sus desmanes y erro-res de ejecución–, fue un error del general Berenguer contra su Esta-do Mayor, que luego rectificó, pero que supuso para nosotros bastan-tes contrariedades8. Añadía además que la culpa de aquello no solo había sido de la mala práctica de Silvestre, Navarro y Berenguer, pues interpretaba que: …El desastre del 21, no fue, como es creencia general, un fracaso del general Berenguer; fue un fracaso de España entera, que gestó desde los diversos sectores que la integran aquella hecatombe que fa- 6  Gaceta de Madrid, n.º 166 de 23 de julio de 1912. Destinado a la plantilla de la Capitanía General de Melilla. 7  GÓMEZ-JORDANA SOUSA, Francisco: La Tramoya de nuestra actuación en Marruecos. Madrid, Editorial Nacional, 1976; pp. 12–27. Las memorias fueron redactadas en 1930, sin embargo, su publicación no fue hasta 1976. 8  Ibídem: p. 38. Otro error que achaca a Berenguer es la elección de los comandantes generales más por razones de naturaleza de amistad que por su profesionalidad. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 56-86. ISSN: 0482-5748


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