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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

EL GENERAL FRANCISCO GÓMEZ-JORDANA SOUSA 79 conciliadores. Su acierto, señala Doussinague, fue combinar ambas tenden-cias. Desempeñó un doble papel, militar y diplomático72. En la primavera de 1944, Jordana selló acuerdos sustanciales para España, conocidos posteriormente como «los acuerdos de mayo». Duras y difíciles negociaciones con los embajadores y representantes diplomáticos de EE.UU. e Inglaterra que supusieron entre otras cosas, la limitación de las exportaciones de Wolframio a Alemania, la reanudación de suministros de gasolina por parte de las potencias aliadas, la retirada total de los efectivos de la División Azul, la liberalización de los barcos italianos detenidos en los puertos españoles tras el armisticio, la colaboración en la defensa de los ju-díos que llegaban a España, la clausura del consulado alemán en Tánger, así como la expulsión tanto de Tánger como de la zona española de Marruecos de posibles espías alemanes. Negociaciones que el embajador británico, Sir Samuel Hoare calificaba de positivas, destacando la paciencia de Jordana, como la más grande de las virtudes de un hombre público, junto a la elo-cuencia y su talla moral73. Cerró también un acuerdo con el embajador estadounidense; un con-venio que fue acogido con frialdad por el Consejo de Ministros y que sin embargo produjo una excelente impresión en la opinión pública. Dolido por la falta de reconocimiento, señaló: «no me importa, pues yo no trabajo por nadie, sino por España»74. Una reflexión que denota despecho y cansancio. El 2 de mayo se cerraba definitivamente el acuerdo y se hacía público. Tras conocerlo, la prensa falangista restó importancia a este indudable éxito di-plomático75. Motivo por el que el ministro puso en evidencia, frente a sus éxitos diplomáticos, a la Falange que no podía, en su opinión, sino demos-trar la mediocridad de sus méritos y lo insignificante de sus servicios. Por el contrario, agradecía las felicitaciones que le llegaron de los generales Asensio, Dávila y Vigón. Su indignación fue en aumento después de observar que la prensa nacional publicaba comentarios favorables del último acuerdo diplomático, pero, según su criterio, atribuyendo su éxito a todo el mundo menos a él. Circunstancia que no entendía y que le procuró un disgusto monumental al interpretar que su trabajo estaba siendo muy poco valorado; de ahí que llegase a afirmar: «¡Qué asco de vida y qué cantidad de patriotismo hace 72  DOUSSINAGUE, J. Mª.: op. cit. p. 115. 73  GÓMEZ-JORDANA SOUSA, Francisco: op. cit., p. 286. 74  Ibídem: p. 288. 75  Ibídem: p. 291. En algunos sectores la negociación con los aliados se denominó como «la negociación de la gasolina». Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 79-86. ISSN: 0482-5748


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