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LA LEGION 537

>> Colaboraciones HACER LEGIÓN D. Francisco José Cañizares Ruiz Subteniente de Zapadores El XCVI Aniversario de Fundación de La Legión, es un buen momento para ponerse en la piel del Teniente Coronel Millán Astray. Nuestro Fundador esbozó un cuadro que desde el principio cuenta con muchos pinceles de artistas: Los legionarios. Nuestro Fundador llegó a vislumbrar que La Legión transcendería en el tiempo, superando la misión concreta para la que fue creada. El legionario, al ponerse el chapiri, asume un compromiso individual dentro de una tarea colectiva a 160 pasos por minuto. El legionario al incorporarse se compromete, no a estar en La Legión, sino a ser Legión. El alma de esa misión colectiva es nuestro Credo y se materializa en cada legionario que cumple. Al revelarse La Legión, lo primero que percibes es el calor de una gran familia. La sencillez es nuestra característica familiar, es un vínculo invisible que se basa en la fe: Los legionarios nos fi amos los unos de los otros. El éxito de La Legión es que desde el principio cuenta con la libertad de cada legionario como punto de apoyo donde se coordinan para conseguir una asombrosa palanca de potencia. Cada legionario vence al egoísmo prestando atención a sus palabras, a sus actitudes y a su jerarquía de valores. Los recién llegados aprenden de los veteranos, y éstos forjan a los nuevos con la mejor educación que a su vez recibieron: El ejemplo. Cada legionario se transforma en un bloque de un resistente muro. Por lo tanto, quiero que este bloque, que soy yo, no se rompa, pues puedo poner en peligro una estructura. Sabemos que un bloque sólo, como mucho es un megalito, que es un monumento muy simple. Es preciso rodearse de la fortaleza de un arquitecto, nuestro General, y de otros bloques, los demás que formamos La Legión para hacer una obra grandiosa. La fortaleza legionaria es nuestra unidad, como la que inteligentemente diseñó el comandante Francisco Franco desde los primeros años fundacionales, venciendo el temor y manteniendo el temple de ánimo en los momentos difíciles. La médula y nervio de La Legión es espiritual. La metáfora bloque-legionario, necesita de otra, cemento disciplina. El legionario es un ser racional y libre, y su obediencia no es mecánica e inerte; sino voluntaria, amorosa, inteligente; así sabrá acoger los Espíritus del Credo, cuidando hasta el menor detalle, cumpliendo con su deber, obedeciendo hasta morir. Los veteranos, por ser Legión de primera hora, deben destacar por una responsabilidad colectiva mayor, son bloques de los cimientos. Tienen la responsabilidad de una misión que ha de prolongarse en el tiempo, con el mismo espíritu y corazón que comenzó en 1920, ayudando a pulir legionarios heroicos, que busquen el bien común, seguros, de fi rmes convicciones, patriotas y combatientes en los que sea posible apoyarse en cualquier situación. Hacer Legión signifi ca procurar la efi cacia, de los demás. No debe estar en el ánimo del legionario retrasar cosas que han de pasar a manos de otros, no hacer lo nuestro acabadamente, corregir al subordinado con ira y sin buscar algo positivo. Al contrario, hay que dejar escrita nuestra experiencia de modo que aquel que nos sustituya pueda empezar dónde nosotros terminamos; alegrarnos de ser sustituidos con ventaja; formar a quienes nos ayudan, no ser insustituibles, acompañar al recién llegado y formar nuestra conciencia para huir de la escoria de la naturaleza humana que choca con nuestro espíritu. El legionario es valiente en el combate y humilde el resto del tiempo. El legionario, cantando “El Novio de la Muerte”, honra al compañero que murió en el campo del honor y cuando llegue su hora, dejará paso a otros, como enseñó el Teniente Coronel Valenzuela, después de haber cumplido ejemplarmente su compromiso de culto al valor y a la cortesía. La mística heredada de Millán Astray se ha ido completando a través del tiempo con incontables detalles de servicio y cariño de legionarios, como el Teniente Ripoll o los héroes de Edchera, nuestros laureados y muchos otros legionarios desconocidos. Líderes que no se limitaron al esfuerzo concreto en la tarea encomendada, sino que supieron extender su preocupación por las tareas de los que tenían más cerca, sin que se note. El sacrifi cio de los legionarios completa el camino hacia el Calvario de nuestro Cristo de la Buena Muerte, el calvario de vidas legionarias hacia la Gloria. El aniversario de fundación lo recibimos en 2016 como una gran fi esta que necesitamos signifi carla con alegría, responsabilidad, sin dar cabida al aburrimiento y a la monotonía. Urge que el encuentro de la familia Legionaria sea una fi esta para conocernos, querernos y divertirnos con el estilo contagioso de siempre. 42 537 · IV-2016 La Legión


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