LOS MARINEROS DEL EVANGELIO Juan Ignacio CUARTERO NÚÑEZ General de división de Intendencia de la Armada (RR) L domingo 3 de abril de 1955, mi padre, artillero y comentarista de estrategia militar, presentó en Radio Nacional de España, en el tercer programa de la noche, un comentario que tituló «Los soldados de la Pasión». En él glosaba los caracteres y actuaciones de los soldados que aparecen en el Evangelio: el centurión de Cafarnaúm, el del Calvario —Longinos—, Cornelio de Cesárea y el tribuno Claudio Lisias —protector de Pablo en Malta—. Comentaba que todas las actividades humanas de la inteligencia o del trabajo, del mando o de la obediencia, tienen en el Evangelio la referencia justa que debe servirles de lección y norma de conducta, y que cada uno en su profesión encontrará en el Nuevo Testamento el ejemplo necesario para su propia vida y actividad. Este comentario se escribió tres años antes de mi ingreso en la Escuela Naval Militar (ENM) en 1958, pero siempre lo he tenido presente a lo largo de mi vida profesional en la Armada. Desde aquella primera época en Marín, de amaneceres lluviosos de la ría de Pontevedra, en que oíamos las sirenas de los barcos pesqueros que se hacían a la mar con buen y mal tiempo, y que después nos enterábamos de que algunos no regresaban, siempre he admirado el duro trabajo, dedicación y sacrificio de los pescadores, y he considerado que de los Doce Apóstoles—siete eran pescadores y el resto vivían en las cercanías del mar de Galilea— y de sus formas de actuar podríamos obtener el ejemplo y la norma de conducta para nuestra vida. En estas líneas pretendo desarrollar el medio geográfico en que se encontraban, los materiales que usaban, la pesca que realizaban y la personalidad propia de los que podríamos denominar Los marineros del Evangelio. 2017 225
REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017
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