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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017

RUMBO A LA VIDA MARINA Bellísima foto del BIO Las Palmas barajando la mítica costa de Lockroy en la península Antártica en 1989. Una nueva España se asomaba al mundo de la ciencia, al concierto de las naciones. (Foto de autor desconocido, facilitada por el subteniente hidrógafo José Mogica, a quien agradecemos la cortesía). marina) y en muchos bivalvos se dan las mayores variedades de color, dibujo y formas caprichosas que puede haber en la naturaleza. Desde luego, no existe pintor más imaginativo ni arquitecto más vanguardista que fuera capaz de diseñar algo parecido a una de estas maravillas rampantes. Pero al igual que sucede con la paloma que el prestidigitador extrae súbitamente de su chistera, resulta que con la apariencia de los moluscos también hay truco. Y bien gordo, por cierto. Es que ocurre que muchas especies de caracolas marinas esconden sus bellísimos e historiados vestidos a la mirada de los demás pobladores del bentos, tapándolos con un manto opaco formado por una membrana del periostraco, conocida también, equívocamente, como epidermis. Este aparente absurdo plantea la lógica duda de para qué se urdió tan aparatoso despliegue de adornos, dibujos y colores en estos preciosos animales marinos si no sirve para nada porque no se ve. Es como si el cuadro de Las Meninas se expusiera en el Museo de Prado detrás de una cortina. Lo primero que se preguntaría el asombrado visitante sería ¿para qué lo pintó Velázquez? Pues la ciencia, que se apoya en el principio de que todo en la naturaleza tiene que tener una razón de ser, aún no ha conseguido dar una explicación convincente al respecto, aunque sean innumerables los candidatos a resolver este enigma que, según opinión del doctor Valledor (comentario 2017 295


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