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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

LA «POÉTICA MILITAR» DE CERVANTES 111 dós lo sintetizaba con clarividencia al afirmar en referencia a don Quijote y a la Historia de España, que parece que los españoles «no hemos engendrado un libro sino que hemos salido de sus páginas»4. Para no perder la perspectiva y entender sin anacronismos al poeta-sol-dado Cervantes, resultan esclarecedoras las vidas y obras de otros autores. Los Siglos de Oro españoles están granados de excelentes poetas que a su vez fue-ron valientes soldados; soldados que arriesgaron y hasta perdieron su vida por Dios, por España y por su Rey. Quienes como el general caído en Alcazarquivir (1578), querido por la tropa y admirado por el siglo, Francisco de Aldana, escri-bían versos idealistas y neoplatónicos en sus ratos de ocio, en contraste con la dureza de ver marchar sus «animosos escuadrones» a teñir de sangre «la verde tierra». Aldana, como otros magníficos poetas, nació en campaña, mientras su padre servía como capitán en Nápoles, y pasó casi toda su vida entre batallas. Pronto destacó como soldado y con solo 20 años, Carlos I de España hubo de mencionarlo por su excepcional valor en San Quintín. Ya en vida tenía fama por su extraordinario talento como poeta y como soldado. A ello se referirá su coetá-neo Gaspar Gil de Polo en su Diana enamorada (1564) dándole la primacía por su excepcional capacidad para reunir sapientia et fortitudo, juntar felizmente el dominio de las armas y el de las letras, siendo el primero que «ordena versos y soldados», igual o superior a Petrarca en su poesía y asombroso donde reina el fiero Marte5. Pero aún el «divino capitán» participó también en las campañas de Flandes, al servicio del duque de Alba, dirigiendo la artillería en el sitio de Haarlem (1572), donde presenció una terrible carnicería de la que salió herido por un mosquete en el pie. Y cuando los soldados amotinados por no recibir la paga durante meses organizaron el «Saco de Amberes», Aldana intervino en las negociaciones. Querido por la tropa, culto, humanista, políglota, pasó a la memoria de las generaciones literarias posteriores como el Divino, a quien dedi-caron líneas de admiración Cervantes, Quevedo, Lope… La poesía se convierte para Aldana en la vía de escape del alma sensible horrorizada ante la brutalidad 4  Artículo de Pérez Galdós de 1905 recogido por L. Boo, Matilde: «Suplemento de “Las car-tas desconocidas de Galdós” en La Prensa de Buenos Aires» en Anales Galdosianos, XVII, 1982, pp. 117-128. En lo relativo a la reinterpretación de diversos autores del siglo XIX y XX remito a otros trabajos míos, en especial a Don Quijote, mitologema nacional. Centro de Estudios Cervantinos, Madrid, 2003, o al artículo «Don Quijote como mitologema nacional en la generación de posguerra», Anuario de Estudios Cervantinos, X, 2014, pp. 323-336. 5  Gil de Polo, Gaspar: Diana enamorada. Edición de Rafael Ferreres, Espasa-Calpe, Madrid, 1973, pág. 68. «Este es Aldana, el único Monarca, / que junto ordena versos y soldados; / que en cuanto el ancho mar ciñe y abarca / con gran razón los hombres señalados / en gran duda pondrán si él es Petrarca, / o si Petrarca es él, maravillados / de ver que donde reina el fiero Marte / tenga el facundo Apolo tanta parte. / Tras este no hay persona a quien yo pueda / con mis versos dar honra esclarecida, / que, estando junto a Febo, luego queda / la más lumbrosa estrella oscurecida …». Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 111-140. ISSN: 0482-5748


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