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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

LA POÉTICA DE CERVANTES 151 prudentes, virtuosos y graves, los honran, los estiman y los enriquecen, y aun los coronan con las hojas del árbol a quien no ofende el rayo, como en señal que no han de ser ofendidos de nadie los que con tales coronas ven honradas y adornadas sus sienes». Pocas páginas de la literatura cervantina condensan de manera tan fecunda todo un programa poético y de crítica literaria. Como Quintiliano, especialmente en el libro X de la Institutio orato-ria, Cervantes propone en primer lugar la impronta moral del escritor (en-caminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud), después las condi-ciones naturales (el poeta nace), el aprendizaje o doctrina (que el natural poeta que se ayudare del arte), la imitación de los buenos modelos (Homero, Virgilio, Horacio), y la valoración de géneros literarios (positiva, la sátira moral; negativa, la comedia valorada por el vulgo) y variopinta la poesía romance. De ahí que al final de sus días, en El viaje al Parnaso, desarrolle ampliamente la crítica de los escritores contemporáneos. El caballero, en este caso Cervantes simbolizado en Quijote, es quien reúne todos los requisitos de la verdadera ciencia, un saber enciclopédico compendio de todas las ciencias; el escritor completo, como propugnó Cice-rón en la Formación del orador y los hombres del Renacimiento: «–Es una ciencia –replicó don Quijote– que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser ju-risperito y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distinta-mente, adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico, y principal-mente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las Matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad de ellas; y dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales ... y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. De todas estas grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 151-172. ISSN: 0482-5748


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